Así estaba el vestuario del Huesca tras ganar al Racing

La SD Huesca encadena tres victorias tras haber estado ocho sin ganar. Así es nuestra Segunda División. Impredecible. Inimaginable. El caso es que Antonio Hidalgo ha logrado reconducir, una vez más, la nave oscense. El técnico de Granollers continúa mostrando su excelente capacidad como entrenador y también como gestor de grupos. Las dinámicas negativas se levantan con trabajo mental. Y el catalán lo domina a las mil maravillas.

La importancia vital de Patrick Soko

Entre otras cosas, contar con un futbolista como Patrick Soko facilita la labor. Un jugador de ataque que, cuando no está acertado en el regate o en pase, saca a relucir otras virtudes. Especialmente por sus movimientos de ruptura, sus desmarques, el juego sin balón. Ahí, el atacante no sólo ofrece opciones a sus compañeros para encontrarle. También las ofrece para aprovechar los huecos que generan esos movimientos.

No hay que dejar de lado el aspecto mental. Ese del que hablábamos en las primeras líneas. Y, también, la humildad y el realismo con el que juegan en Huesca. Con los pies en el suelo, sabiendo de dónde vienen, quién son y cuál es el objetivo. Saber que no se puede sacar pecho por ir bien en un momento dado, porque las dificultades se presentarán. Sin duda.

Inmensa alegría en el vestuario del Huesca tras vencer al Racing

Con todo ello, la victoria que logró el Huesca en El Sardinero tiene un mérito inmenso. Con ese tanto de Soko tras el error de Unai Vencedor en la cesión. Y con la figura de Dani Jiménez convertida en la de héroe tras media docena de paradas antológicas a los atacantes racinguistas. Por ello, el vestuario oscense era una fiesta. Había locura, éxtasis, según las palabras de su técnico Antonio Hidalgo.

Y es que ir a El Sardinero y vencer al líder no es tarea sencilla, en absoluto. Y la SD Huesca lo hizo. Una machada más de un equipo con un mérito inmenso.