El último partido del Málaga en La Rosaleda esta temporada tuvo un sabor agridulce. No solo por el resultado deportivo. Sino por las despedidas que se vivieron sobre el césped. Cuatro jugadores disputaron su último encuentro ante su gente. Y la afición respondió con emociones encontradas, aunque siempre desde el respeto.
Entre los más ovacionados estuvieron Manu Molina y Dioni. Dos veteranos que han dejado una huella profunda en el vestuario y en la grada. El cariño que recibieron fue una muestra clara del reconocimiento a su entrega durante estos años. Aplausos largos y sentidos envolvieron a ambos mientras abandonaban el terreno de juego. Fue una escena que dejó huella.
Pero si hubo una despedida cargada de sentimiento, fue la de Kevin Medina. El canterano no pudo contener las lágrimas al sentir el cariño de la grada. Era consciente de que su etapa con la camiseta blanquiazul llegaba a su fin. Fue un adiós sincero, sentido. Y correspondido por una afición que siempre valoró su pasión y compromiso.
Distinta fue la reacción con Antoñito Cordero. Aunque también fue despedido con aplausos, el ambiente fue algo más frío. Parte del malaguismo esperaba un esfuerzo mayor por su continuidad. Y eso quedó reflejado en una despedida algo más contenida. Aun así, el respeto se impuso, en una noche donde Málaga despidió con emoción a cuatro futbolistas que han formado parte de su reciente historia.
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