El Zaragoza tiene nueva esperanza

Entre sobras y sobras me faltas, que diría Antonio Orozco en su exitosa composición. Algo así se podría extrapolar a un proyecto futbolístico como el del Real Zaragoza. Un equipo que cada temporada comienza ilusionando a su hinchada con fichajes y plantillas prometedoras… Y que año tras año termina decepcionando las expectativas iniciales con su rendimiento. Una ausencia de estabilidad tan pronunciada que amenaza con llevarse por delante a uno de los clubes con mayor tradición de nuestro país.

Pau Sans, la nueva perla del Zaragoza

Y, en esa atmósfera de frustración mezclada con decepción, suelen terminar apareciendo halos de luz y esperanza en forma de prometedoras perlas de la academia blanquilla. Un fenómeno recurrente, en el que se pueden incluir futbolistas como Alejandro Francés, Raúl Guti, Francho Serrano o Iván Azón. Incluso Adrián Liso, como figura más reciente. Jóvenes prometedores que, hasta la fecha, no han conseguido abrir una puerta a la otra dimensión. La Primera División se resiste.

El último representante de esta estirpe zaragocista es, sin duda, Pau Sans. El jovencísimo atacante de 20 años ha hecho su irrupción definitiva en el primer equipo. Y lo ha hecho por derecho propio, respondiendo con grandes actuaciones y números convincentes. Sus cuatro goles, con una asistencia en menos de 800 minutos partiendo del extremo hablan bien de su capacidad de asociarse con el gol. Aún así, no ha terminado de convencer a los técnicos para hacerse con un puesto en el once que, a tenor de lo visto, parece destinado al 29. Una nueva esperanza que alimenta una salvación que se ha complicado más que nunca.