Albacete, automatismos hacia la salvación

El fútbol profesional regresa a nuestro país tras meses de inactividad, y lo hace con un Rayo Vallecano-Albacete perteneciente a la vigésima jornada de la Liga Smartbank. Aquel partido, aplazado en la segunda mitad por cánticos contra Roman Zozulia, será el que abra la lata a la nueva normalidad. Una normalidad a la que el Albacete debe adaptarse cuanto antes si quiere continuar el próximo curso en la división de plata del balompié nacional.
El conjunto manchego reanudará la competición con 35 puntos en su casillero, empatado con el Deportivo de la Coruña, equipo que marca los puestos de descenso. Y es que, hasta el momento, el Albacete, un equipo que esperaba una temporada tranquila, ha dejado más sombras que luces en su trayectoria en la Liga Smartbank.
Inicio fulgurante, caída fulminante
Tras un buen inicio de campaña en el que el Alba llegó a estar varias jornadas en puestos de play-offs de ascenso, muchos aficionados eran los que pensaban que se viviría otra gran temporada en el Belmonte. No obstante, la realidad fue otra. Una racha de nueve partidos sin conocer el triunfo y la derrota frente a un rival directo como el Real Oviedo fueron los detonantes del cese de Luis Miguel Ramis como técnico de los manchegos.

Manu Fuster frente a la Ponferradina | AupaAlba.es
Las expectativas generadas por el equipo unidas a las comparaciones constantes que se le atribuían respecto al conjunto del curso pasado, propiciaron un ambiente totalmente enrarecido cada vez que el equipo disputaba un partido en el Belmonte. Cualquier jugada, cualquier desenlace, era juzgado teniendo en cuenta la temporada anterior a pesar del gran número de cambios que ha habido en la plantilla. Las comparaciones son odiosas, debió pensar el técnico tarraconense tras el fin de su relación contractual con el Alba.
Alcaraz como bálsamo cicatrizante
La salida de Ramis supuso la llegada de Lucas Alcaraz, un viejo conocido de los banquillos de la división de plata. El técnico granadino, cuya fortaleza reside en la defensa y su principal arma ofensiva son los contraataques, cambió totalmente el estilo de un equipo acostumbrado a tener el dominio del esférico. Con ello, la necesidad de generar ciertos automatismos en la transición defensa-ataque se antojaba fundamental para mejorar las prestaciones del conjunto manchego.
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Desde su llegada, Alcaraz ha demostrado tener las ideas muy claras y es que, cuando han estado todos disponibles, el entrenador andaluz ha alineado al mismo once y apenas ha variado respecto al esquema utilizado (4-4-2 y 4-2-3-1). Tomeu Nadal, indiscutible bajo los palos. La zaga ha estado formada por Alberto Benito, Arroyo, Kecojevic y Caballo. En la zona del centro del campo, Jon Erice y Eddy Silvestre parecen indiscutibles. En las bandas, Pedro Sánchez y Ojeda son los encargados de surtir de balones a la delantera formada por Roman Zozulia y Manu Fuster, la gran sensación del conjunto blanco.
Albacete, insuficiente mejoría
Sin embargo, a pesar de la mejoría con Lucas Alcaraz en el banquillo, el equipo no termina de carburar, y es que algunos jugadores parecen no haber asimilado bien los automatismos y conceptos desarrollados por el técnico granadino. Con Alcaraz en el banquillo,si bien el Albacete no conoce la derrota, tan solo ha sido capaz de lograr un triunfo en cinco partidos, bagaje algo pobre teniendo en cuenta la situación clasificatoria actual.

El Albacete en el entrenamiento | albacetebalompie.com
La falta alarmante de gol y la poca producción de los jugadores suplentes, son dos de los grandes problemas que han llevado al equipo a esta situación, en la que un descuido puede suponer un descenso a la categoría de bronce. Y es que, el Alba es el equipo menos goleador del campeonato con 24 goles a favor en 31 jornadas, números propios de un colista.
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Por otro lado, dada la situación en esta “nueva normalidad” en la que se permitirán hasta cinco cambios desde el banquillo, resulta fundamental un aumento en el rendimiento de jugadores como Álvaro Jiménez o Javier Acuña, cuyo desempeño ofensivo no está siendo el esperado hasta el momento. En este sentido, el Alba ha recuperado a Maikel Mesa, un futbolista llamado a ser importante en este tramo final de temporada.
Albacete, doce partidos para un claro objetivo
A pesar de que, a priori, el objetivo principal del equipo era el de intentar repetir la gesta del pasado curso y luchar por los puestos altos de la clasificación, la realidad es completamente distinta a la imaginada por la hinchada albacetista. Así las cosas, el Albacete debe centrarse en el verdadero objetivo que les atañe: conseguir la permanencia que permita la viabilidad del proyecto de Skyline en la disciplina manchega.
Doce partidos, que se prevén como doce finales. Eso es lo que le queda al al conjunto de Lucas Alcaraz para evitar la debacle. Todo ello reducido en un período de tiempo jamás visto en la competición, ante una carga de partidos inusual y en estadios completamente vacíos. Esta es la nueva y cruda “nueva normalidad” del fútbol, una normalidad a la que el Alba debe estar preparado para continuar el curso que viene entre los 42 mejores equipos de España.
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