Tenerife, erupción de ilusión

Las alegrías, cuando no las esperas, se convierten en éxtasis de placer. Algo así le está ocurriendo al CD Tenerife y a su castigada afición. En los últimos años, en las islas, se estaban acostumbrando exclusivamente a sufrir. Desde aquella temporada con Martí que hizo soñar al ‘Tete’ en un playoff en el que el ascenso se escapó tan sólo por un gol, los blanquiazules se habían instalado en el pesimismo y la desilusión. Todo ha cambiado, inesperadamente, ahora. Quedan 6 jornadas para cerrar la temporada y, a estas alturas, en el ‘Volcán’ sólo existe licencia para soñar.
Ni el más optimista podría haber imaginado hace tan sólo 3 meses que este equipo aún podría invitar a su afición a fantasear con algo tan grande como un ascenso. Un retorno a la competición serio, desprendiendo sensaciones excelsas, especialmente ilusionantes por la robustez mostrada prácticamente en cada uno de los encuentros disputados tras el regreso a la competición.
El play-off, al alcance de la mano

Dani Gómez y Luis Pérez celebran | Actualidad Canarias
Una vez que la permanencia parece certificada, tanto por puntos como por sensaciones, el equipo de Baraja tan sólo puede empezar a concienciarse de que sí, es posible. Por aquello de lo imprevisto de la situación tan positiva a la que ha llegado, costará asimilar que ya no vale mirar hacia abajo y que todo lo que venga dejará de ser dramático, para convertirse en prometedor. Una ilusión que se dispara, eclosiona y hace que el volcán entre en erupción especialmente si analizamos con reposo los ingredientes que componen una plantilla que, por primera vez desde hace años, entusiasma a su hinchada.
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Y ya no sólo se trata del cóctel de ingredientes que componen al grupo, sino de su conjunción y de la sensación que desprende el equipo cuando la orquesta comienza a sonar sobre el verde. Una orquesta que ha recuperado, por cierto, al mejor director posible. Luis Milla ha recobrado su nivel, estratosférico, para comandar el juego de un equipo que no presenta apenas fisuras en su conjunto. Ordenado, junto, homogéneo, equilibrado y, especialmente, afinado. Virtudes todas que hablan de un grupo fuerte, muy trabajado tácticamente y preparado para competir ante cualquier rival y en cualquier escenario. Este Tenerife va en serio y lo muestra precisamente en el lugar en el que los candidatos se postulan: sobre el terreno de juego.
Dani Gómez, la guinda del pastel
Rubén Baraja ha sabido encontrar ese equilibrio y tocar las piezas necesarias para que una orquesta desafinada se convierta en sinfónica. La solución en los costados, situando dobles laterales, así como la dupla ofensiva formada en prácticamente cada envite por Joselu Moreno y Dani Gómez en punta han sido los retoques más evidentes para alcanzar la plenitud competitiva del CD Tenerife. Sin embargo, cabe pensar que el trabajo va mucho más allá de lo manifiesto y visible y que, tras esas realidades ostensibles, existen intangibles que han logrado elevar el rendimiento de un equipo muy irregular hacia uno extremadamente fiable.
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Y en ese plato cocinado con mimo, Dani Gómez se erige como el postre perfecto, que pone la guinda al pastel del ‘Tete’. Un delantero moderno, perfil renovado de los atacantes en el siglo XXI, capaz de aportar variantes y cualidades al equipo más allá del gol. Jugador asociativo, que se entiende muy bien con su compañero en punta de ataque, la velocidad de sus acciones casa a la perfección con el ritmo frenético de la zona ofensiva chicharrera. Depredador insaciable, en el área se mueve como pez en el agua, exactamente como un tiburón hambriento siempre preparado para acechar a su presa y cazarla sin compasión.
Tenerife, erupción de ilusión
Así, Tenerife se está convirtiendo en un volcán en erupción de ilusión. Se respira en el ambiente, las redes sociales echan humo en una afición que , tras penar desencantada, se agarra a la primera muestra de grandeza que atisba en el horizonte. Se puede soñar, está permitido, de hecho, querido lector, ¿qué existe en esta vida más placentero que imaginar la mayor ilusión cumplida? Esa que ahora, no sólo es ilusión, sino que se adivina como realidad posible, no será sencilla de arrebatar a una isla futbolísticamente armada para empujar a su club hacia la gloria.
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