SD Ponferradina, lentes de colores

El fútbol, como la vida, permite aplicar multitud de matices a cada pincelada de color que se cruza en el camino. Ante los obstáculos, ante cada pequeña gran montaña que se presenta, existe la opción de enfrentarse siempre con un mismo carácter, personalidad definida e inalterable. O por contra, escoger para cada dificultad estrategias diferentes, variables, adaptarse al entorno. Ambas son opciones válidas, que pueden ofrecer un óptimo resultado. La SD Ponferradina, en el caso que nos ocupa, parece haber escogido el sendero de la adaptabilidad. Si algo no funciona, no dudes en afrontarlo de manera diametralmente opuesta a la que has usado en primera tentativa.
El estilo. Ese concepto en ocasiones obsesivo y perturbador. Esa tendencia definida cada vez con mayor convencimiento de la búsqueda de una identidad definida, única. Sin embargo, también lo inequívoco desarrolla vertientes, senderos dispares. En esa personalidad definida aunque carente de rigidez se encuentra instalada la SD Ponferradina.
Bolo, la certeza en la ecuación
Las ecuaciones suelen tener incógnitas, aunque la de la Ponfe en su lugar cuenta con una certeza: Jon Pérez Bolo. El técnico guía el camino, convence con su filosofía, adaptable al entorno y a las situaciones concretas. El conjunto de El Bierzo cuenta con una idea de base clara, aunque desde el banquillo no se cierran las puertas a las variantes, retoques y adaptabilidades. No existe nada como tomar conciencia de las características de los integrantes de un escuadrón para conocer las diferentes estrategias que se pueden adoptar en la batalla.
Crónica y notas Jornada 5
Quizá, por ello, el color de las lentes de Bolo es cambiante, por esa adaptabilidad que el técnico posee para enfrentar los diversos escenarios que se puedan plantear en cada envite. Pueden presentarse piedras en el camino, como no. Sin embargo, será más sencillo afrontar un pequeño fracaso con el convencimiento de quien posee recursos para levantarse.
SD Ponferradina, potencial y proyección
Y es que, aunque el once tipo parece definido, Bolo aglutina multitud de opciones en su vestuario. Caro es el portero de referencia, y cuenta por delante con una línea de cuatro asentada con Adot, Hernando, Pascanu y Rios Reina. Pero ello no desmerece a los Amo, Iván Rodríguez o Adri Castellano. Por delante, Óscar Sielva no necesita carta de presentación, con Larrea como fiel escudero. La experiencia de Erik Morán o Saúl Crespo ofrece garantías como relevo en la sala de máquinas.
La segunda línea de ataque también cuenta con sobradas opciones. Curro, Pablo Valcarce, Doncel, Viedma, Elitim, Sidibé o Gaspar Panadero, con Kaxe como acompañante del punta ofrecen diversidad al conjunto de El Bierzo. Y en punta, indiscutible es Yuri, eterno y a la vez imprescindible. Aún así, cuenta en la recámara con un delantero de otro estilo como Dani Romera, que ofrece, una vez más, otra opción futbolística a los de El Toralín.
SD Ponferradina, la experiencia como red
Hablamos de un equipo que, en gran parte, viene de conocer en una misma temporada las riquezas y las miserias de la categoría. De aspirante a revelación a rozar el abismo en tan sólo unas semanas, la Ponte no ignora los peligros que acechan, aunque tampoco la satisfacción que puede otorgar el trabajo bien hecho. Un equipo que posee esa red del que conoce su entorno y ha sobrevivido a la euforia y también al pánico. Un máster, figuren.
“La clase de la eterna juventud”
De momento, la Ponfe son más claros que nubes. Un vaivén, aunque de raíles bien dirigidos, firmes, conectados. Con destino definido. No se dejen despistar por las lentes de colores. Son sólo matices, leves variaciones que se muestran de forma camaleónica, adaptadas al contexto.
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