Araujo, estaba de Dios

El anhelo por ver al mejor Sergio Araujo en la Unión Deportiva Las Palmas comienza a hacerse realidad. Sus dos goles que valieron para dar los tres puntos al equipo amarillo, nos transportaron por unas horas a la temporada 2014-15, cuando el ariete aportó 24 tantos en la temporada del ascenso de la Unión Deportiva Las Palmas. Su nombre estará por siempre en los libros de historia del equipo insular. Ha llegado el momento que su impronta sea más amplia.
Sí, cada temporada lo mismo. La misma matraquilla, que se dice en Canarias. «Araujo va a volver». Y poco más que decir, la historia se repite: ingenuos, embarcamos siempre en el mismo barco que el Chino esperando a que, aquel argento que llegó desde el Glorioso Boca Juniors, vuelva a ser el que era. El que en la campaña 2014-15, en esta categoría, logró endosar 24 tantos en la portería rival. El que devolvió a Las Palmas a la máxima categoría. Pero este último lustro, el mismo guineo. Que si lesión, que si Grecia, que si se marcha, que si se queda, que si cesión, que si sucesos extradeportivos… Y Araujo no está; forme parte de la plantilla o no, Araujo, simplemente, no está.
Araujo, una pieza importante
Aquel matador que se recuerda por aquellos casi atávicos días en el Estadio de Gran Canaria parece que ahora sí que está. Y es que han sido muchas las veces esta campaña en las que Sergio Araujo ha mostrado su deseo de dejar ver, nuevamente, su mejor versión. Un ávido deseo que comparte con la afición. Y, esta vez sí, parece que el barco en que embarcamos cada temporada, va a zarpar.

Araujo, tras el segundo gol ante el Almería / Foto: @robergb10
Tres goles y dos asistencias en cinco encuentros. Se encuentra entre los primeros en la carrera para ser el pichichi de la categoría, y cuenta con un considerable promedio de goles por partido. Si bien en su primera etapa, a estas alturas, llevaba cuatro goles más, la sequía en estas últimas cinco campañas cuando se ha enfundado la elástica amarilla, hacen ver con otros ojos al Araujo de ahora. Y no sólo eso. Que sí, los goles, al final, son lo que cuentan. Pero la actitud, tanto lo que se puede ver dentro como fuera del terreno de juego, es otra. Y eso se nota. No queda registrado en las estadísticas básicas, pero sí en las sensaciones que se perciben.
“Un paso al frente”
Sin premura, hay que ir paso a paso. Sin aires de grandeza, pero con firmeza. No solo Araujo; Las Palmas como bloque. Puede convertirse en uno de los mejores refuerzos para Las Palmas. En sus pies -y en la suerte- está la decisión.
Terapia griega
Grecia fue una bomba de oxígeno para el argentino. Volvió a sentirse importante: encontró títulos, marcó goles y volvió a sentir el calor de una afición que, hoy día, sigue mostrando su admiración al argentino tras sus 26 goles en las tres diferentes etapas que pasó en la capital helena. Grecia, tras episodios extradeportivos, tras un rendimiento deportivo en la entidad amarilla que iba mermando con el tiempo, sirvió como terapia y casi como algo más. Pero, finalmente, se decantó por el proyecto amarillo.

Foto / www.enikos.gr
Y es que Pepe Mel está comenzando a tallar un buen bloque que, me atrevería a decir, se comenzó a construir en el momento de la renovación del madrileño. Juego y lucha colectiva, lo más destacado en estas primeras jornadas, y que no se veía desde hace eones. El equipo se va acoplando y suma dos jornadas con la puerta a cero. La entrega y el despliegue físico ha sido de tal manera que, es probable, muchos lo vean como algo normal. Pero en Las Palmas no se veía. Los que entran desde el banquillo no desmejoran el nivel de lo que se puede ver en el terreno de juego, la solidaridad en ataque y en defensa es latente.
Los fichajes suman, como debe ser. Los regresos, en concreto, el de Araujo, también. Todo va rodado. Obra y gracia de Pepe Mel. Estamos en el albor de la temporada. Es importante sumar un colchón de puntos que permitan afrontar el resto de la campaña con tranquilidad. Y, a partir de ahí, hay mimbres como para pensar que, lo que hoy se ve como algo onírico, se convierta en una realidad: revivir aquel 21 de junio; Las Palmas como colectivo, Araujo como particular.
Aquel 21 de junio

Araujo, tras el ascenso / Toño Suárez (udlaspalmas.net)
El 21 de junio de 2015, a las siete horas y 39 minutos de la tarde canaria, el ariete argentino ve que ya dejó atrás a Albert Dorca. Ve el balón que cuelga Jonathan Viera desde el centro del campo. Ve cómo la cabeza de Alfredo Ortuño toca el cuero y éste pasa por encima del guardameta, y ve cómo el portero Bounou quedó en el suelo tras intentar despejar con los puños aquel balón. Y ve a Aythami Artiles salvando de volea un balón imposible, rozando la línea de cal.
Clavado bajo los palos ve a Vallejo. Ve a Diego Rico pegado a su palo derecho. Ve a David García, que frena su carrera con resignación en el punto de penalti. Y ve a Paco Herrera, su entrenador, que salta del banquillo. Y ve al otro entrenador, al rival, Popovic, que baja la mirada para no ver el final de la jugada.
“Bomba de oxígeno”
Ve a un niño rubio en pie, con camiseta negra, en la primera fila de la grada Naciente, ve dos filas más atrás a otro chico que se tapa la mitad de la cara con la camisa y, una atrás, ve al abuelo, que llevó a su nieto a ver su 46º partido de Las Palmas en directo. Ve el hueco de tierra abierto al borde del área chica y se acuerda del empleado que, durante el descanso, estuvo tapando esos agujeros; la cara que se esconde en la mascota del equipo, detrás de una valla amarilla que refleja el logo de la marca ‘Acerbis’.
Ve en el aire una pelota desinflada y se ve a él mismo, con cinco años, intentando dominarla. En ese mismo momento, ve, al otro lado del Atlántico, a un paisano con el 11 a la espalda, haciendo feliz a miles en el vetusto Insular. Ve, antes de tiempo, dónde va a ir ese balón que llega tras ser golpeado por Aythami. Ve la intención de Vallejo enfrente de él. Se ve a él mismo, años después, siendo feliz en tierras helenas. Se ve en penumbra poco antes. Ve todos los goles que hizo y todos los que va a hacer. Ve todos los goles ajenos que gritó y que va a gritar en su vida entera. Y ve un espacio mínimo entre el poste derecho de Bounou y la bota de Vallejo. Cierra los ojos, estira la derecha con el cuerpo inclinado, y el silencio ensordeció a aquella isla.
El jugador sabe que ha dado 22 pasos y solo tiene un toque. Entonces, piensa que ya es hora de explicarle a todos quién es, quién fue, y quién será hasta el final de los tiempos.
Grecia estuvo muy bien. Pero qué bueno que volviste, Araujo. Gran Canaria es el edén. Estaba de Dios, Chino.
Leave a reply
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.