El Cartagena juega con fuego

Nunca es sencillo estrenarse en una nueva categoría, tras alcanzar el éxito de un ascenso. Aunque a su vez, normalmente la dinámica positiva que supone tal éxito suele añadir un efecto positivo al estreno. El FC Cartagena tuvo una puesta en escena alejada de tal vertiente. Tres encuentros sin ganar para empezar, dando paso a cuatro sin perder a continuación. La situación parecía controlada, y sin embargo los vaivenes no han dejado de sucederse en el club asentado en Cartagonova. Es un buen momento para hacer balance de lo vivido hasta ahora en Cartagena, analizar el camino recorrido y plantear una visión lo más realista y objetiva posible sobre el futuro inmediato del club dirigido por Borja Jiménez.
El mercado de fichajes veraniego tuvo una incidencia relativamente positiva a la hora de valorar a la plantilla. Futbolistas como Bulka, Delmás, David Simón, De la Bella, Rhyner, Clavería, Aguza, Nacho Gil, Simón Moreno o Jack Harper llegaban para enriquecer y, además, sumaban en su gran mayoría experiencia a un plantel que carecía principalmente de tal característica. Y además, no sumaron una guinda al pastel, sino dos: Álex Gallar y Rubén Castro. Palabras mayores, ilusión en clave ‘Efesé’.
FC Cartagena, inestabilidad en el rendimiento
El Cartagena perseguía el ascenso que se produjo el pasado verano, tras muchos intentos. Quizá ese ansia se tradujo en inestabilidad y ello se plasmó en el verde. No carburaba el Efesé, pese a que asomaban brotes verdes. Borja Jiménez, coleccionista de ascensos y éxitos, no le tomaba el pulso a la categoría de plata. Sin embargo, apareció él. Un Elady Zorrilla que estuvo en la rampa de salida durante prácticamente la totalidad del período estival y que acudió al rescate de su equipo, una vez más. Borja Jiménez dio un paso atrás en cuanto a su idea respecto al de La Puerta de Segura y éste respondió como sabe: marcando y dando puntos a su equipo.
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Todo parecía funcionar. La dupla con Rubén Castro encajaba y, a su alrededor, el resto del plantel bailaba la música que la pareja tocaba. Lugo, Ponferradina y Las Palmas sucumbieron a la reacción blanquinegra, mientras Fuenlabrada y Almería no eran capaces de pasar del empate en su enfrentamiento con un renovado conjunto cartagenero.
Los nombres de la reacción cartagenera
A los ya mencionados Elady o Rubén Castro, como pareja ofensiva que desatascaba los resultados del equipo, habría que sumar otros nombres destacados e imprescindibles para entender la idiosincrasia del fútbol del Efesé. Álex Gallar, que llegaba para tratar de olvidar sus malos momentos en Girona, se unió a la revolución y enlazó partidos de auténtica locura. Futbolistas como Carrasquilla ponían la fantasía al fútbol mientras otros como Clavería, Jurado o Andújar echaban el cerrojo. Como colofón, los laterales. David Simón y De la Bella funcionaron como un reloj cuando el viento soplo desde la espalda, ofreciendo fuerza a la maquinaria blanquinegra.
Había llegado ese empuje que se presuponía poseen los equipos recién ascendidos. Esa sensación de que, ante cualquier adversidad, la dinámica positiva terminaría imponiéndose. Sin embargo, ese nuevo estatus tenía fecha de caducidad, a finales de octubre. Desde entonces, diez encuentros y tan sólo dos victorias. Aunque sobre todo la sensación de que el bloque se había vuelto vulnerable, frágil. Exceso de confianza por momentos, quizá. Aunque ante la extensión del momento crítico, los factores que puedan explicar este momento crítico a buen seguro tienen una alta carga justificativa.
Jugar con fuego: posibles soluciones
El FC Cartagena juega con fuego. Desprende, además, la sensación de que aún es indetectable lo que ocurre para aquellos que han de corregir defectos. Exceso de variación de piezas, especialmente en zona defensiva, en la que Rhyner puede aparecer como solución tan pronto como desaparecer, en aparente señal de culpabilidad. La medular no termina de encontrar su forma, pasando de la creatividad de Carrasquilla junto a un pivote defensivo, a la acumulación de jugadores de idéntico perfil con la intención de detener una sangría que no tiene fin.
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En tal contexto, la debilidad supone una losa demasiado pesada, incluso para el sostén de goleadores como Rubén Castro y Elady Zorrilla. Urge encontrar soluciones para reducir la fragilidad del grupo; dar con la tecla que permita adquirir una identidad definitiva al bloque. El descenso acecha, aunque aún no ahoga. Sin embargo, comienza a ser una preocupación más que fundada, que puede terminar quemando al banquillo. Borja Jiménez: en él reside a día de hoy la responsabilidad. La de encontrar soluciones, ofrecer herramientas a sus hombres. Huir de la quema.
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