Óscar Sielva, el cañón del Toralín

Óscar Sielva es otro de esos futbolistas olvidados, infravalorados. Al igual que tantos otros ha tenido que caer a categorías bajas para triunfar y ser importante. En un club de la humildad del Rápido de Bouzas destacó y se hizo un nombre en la Segunda B, en una histórica temporada de los vigueses. Tras ese curso, el Bierzo abrió sus puertas al fútbol del catalán, que se convirtió en una de sus insignias en el terreno de juego. Esta temporada, en su segunda temporada en LaLiga SmartBank con la Ponferradina, ha vislumbrado a todos por ser el hombre gol del equipo. Cuando Yuri ha perdido fuelle, el excanterano del Espanyol se ha destapado como uno de los cañones de la categoría.
En el Toralín se han necesitado alternativas a falta de la habitual inspiración de Yuri da Souza en la punta. Curro Sánchez fue una de ellas, aunque bajó de prestaciones con respecto a su anterior año en Soria. Kaxe estaba llamado a ser otra opción que pudiese aumentar la cuota de gol, aunque las lesiones le impidieron poder gozar de regularidad y oportunidades para marcar de forma habitual. Tampoco Dani Romera, que llegaba para reforzar el fondo de armario y dar variantes a la zona ofensiva, ha respondido con grandes cifras hasta el momento.
La Deportiva, en un año de altibajos, ha encontrado una buena suma de sus goles -curiosamente- en un centrocampista. Aunque la cifra es escasa -4- las sensaciones que provoca Óscar Sielva al disparar desde la frontal están a la altura de pocos futbolistas de la categoría. Un pie derecho que ha logrado su mayor efectividad en la primera vuelta de este curso 20/21 y que está siendo una de las sensaciones del equipo berciano.
Artillería en El Toralín
Óscar Sielva ha confirmado tener uno de los mejores disparos de la categoría. Un tiro que siempre lo caracterizó y que le sirvió para sumar no pocos goles en algunas temporadas. Pese a que es un futbolista que suele poblar mucho la base del juego berciano, Sielva no duda en probar el disparo en aproximaciones al área rival. Atesora mucha potencia y precisión en su diestra al chutar. Incluso en distancias lejanas, desde las que ya ha sorprendido a más de un portero de la categoría. Es un futbolista poderoso al probar fortuna de cara al arco.
Por otra parte, en el libre directo es un especialista a tener en cuenta. Especialmente en aquellas que se botan desde el perfil izquierdo al tener Sielva un mejor ángulo de tiro. Su definición y su tacto vuelven a ser uno de los grandes motivos de su gol. El catalán suele buscar con optimismo y violencia la escuadra del primer palo. Esta es, sin lugar a dudas, la zona de la portería que más suele buscar en estos contextos. Al ajustar e imprimir potencia al golpeo hace difícil su blocaje o despeje para los guardametas.
El centro neurálgico de Bolo
Junto a Pablo Larrea, Sielva lleva varias temporadas siendo un protagonista en la medular del equipo berciano. Los galones y la veteranía de ambos son un seguro para Jon Pérez Bolo, que encuentra en las botas de ambos el criterio necesario como para tener un mediocampo equilibrado. Sielva, frente a Larrea, es un futbolista que varía más sus alturas y sus zonas de influencia. Tiene un mayor recorrido en el sistema de los bercianos, operando en la base pero también en zonas superiores del juego.
Demuestra ser un organizador de garantías. Trata bien el balón en distintas alturas y en diferentes tiempos de juego. No tiene problemas para mover el balón al primer toque o para organizar en ritmos más pausados. Da lugar a conexiones veloces con sus laterales, pretende con buenas entregas en profundidad a atacantes… Tiene muchos recursos en ese mediocampo para hacer jugar a su equipo. Su experiencia es un auténtico grado para poder regir en la fase ofensiva de la Deportiva. Es, sin lugar a dudas, un excelente mediocentro.
Su mayor impedimento está en el físico. Por condiciones, no es un jugador que asegura una cantidad de duelos o de recuperaciones sólida por encuentro. Especialmente en el juego aéreo, en el que por su altura -apenas 1,78m- no consigue hacerse notar frente a rivales de mayor envergadura. No obstante -al igual que Larrea-, es un futbolista organizado, trabajador y solidario. No escatima en esfuerzos para preservar el orden de su equipo y contribuye a su solidez en la fase defensiva. Demuestra madera de líder al presentar esa actitud y ese trabajo semana tras semana.
Un premio a la perseverancia
El camino de Óscar Sielva no ha sido sencillo. Después de formarse en las categorías inferiores de Espanyol, Swansea y Málaga, acabaría recalando en Olot y Marbella, sin tener demasiado éxito en ambos. Dos experiencias que le permitieron conocer el fútbol de la Segunda B, pero en las que no lograría llamar la atención de ningún club de categorías superiores. De hecho, al final de la temporada 15/16 acabaría sin equipo y recalaría en un recién ascendido Somozas, cuyas aspiraciones no eran otras que las de salvarse.
En Galicia daría una buena imagen y el Rápido de Bouzas vigués le acabaría ofreciendo un contrato. Un club en el que coincidiría con futbolistas de la talla de Pablo Trigueros, Antonio Caballero o Kaxe. En un vestuario repleto de tanto talento se consagraría como el líder. Brillaría tanto ese Rápido que Trigueros, Kaxe y él acabarían siendo fichados por la Ponferradina y serían parte del ascenso de la temporada siguiente. Tras esta larga peripecia, Sielva logró granjearse la reputación de ser uno de los centrocampistas más regulares e interesantes de la categoría de plata. Años de fútbol y de trabajo tuvieron que pasar para que hoy en día, a sus 29 años, seamos conscientes del talento del catalán. Premio y ejemplo total de perseverancia.
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