Real Oviedo, números y sensaciones

En el fútbol siempre ha habido grandes duplas. Xavi e Iniesta, Robben y Ribery o RDT y Embarba, para llevarlo a nuestro terreno, son algunas pruebas. Pero la más hablada puede que sea la de los números y las sensaciones, una dupla bastante extraña porque no siempre una parte acompaña a la otra. Una relación de amor-odio que envuelve en estos momentos al Real Oviedo, sumidos en tierra de nadie pero con un juego que a veces invita a algo más.
La estabilidad del “Cuco” Ziganda
El técnico navarro comenzó su andadura en tierras asturianas con el objetivo de sacar de la quema a un Oviedo que estaba jugando con fuego en la zona baja de la tabla. Con algunas dudas, los carbayones salieron con bastante solvencia del descenso en las últimas jornadas evitando sufrimientos innecesarios en los compases finales de la competición. Una vez logrado el objetivo, Ziganda fue ratificado en el cargo con el objetivo de llegar a cotas más altas para esta temporada en la que estamos.
Pese a que el inicio de Liga fue algo irregular, la victoria en el derbi asturiano dio alas a un equipo que se fue poco a poco estableciendo en la zona media. Una tranquilidad a la que no se está acostumbrado en Oviedo, donde todos los años se vivió con la ilusión de poder entrar en el playoff o el miedo de caer en el pozo como la última campaña.
Algo más que 27 puntos
Aunque la tabla de La Liga Smartbank muestra a los ovetenses en decimosegunda posición con 27 puntos, la sensación es que podrían ser más. Las actuaciones individuales de Nahuel Leiva o Borja Sánchez, la solidez de Edgar en la medular, las paradas de Femenías o tener uno de los mejores laterales derechos como lo es Juanjo Nieto debería ser una combinación de altos vuelos. La realidad es que pocos partidos corales se recuerdan, pero el cenit en Gran Canaria puede ser una prueba de a lo que puede llegar a aspirar este equipo. Y es esa la versión que han de recuperar si quieren llegar a ser aspirantes a algo más; ese hambre innato y salir a por todas de jugar una final aunque realmente no lo sea.

Celebración de un gol del Real Oviedo | El Desmarque
Para tratar de encumbrar una segunda vuelta de sobresaliente retornó a la capital asturiana Borja Valle, de quien se espera que sea el socio perfecto para que Blanco Leschuk por fin se suelte en ataque. A expensas de que se pueda mejorar la plantilla en estos últimos días de mercado, la base que ya hay debería ser suficiente para mejorar los registros de esta primera mitad y esperar a ver que pasa. Las sensaciones, y también la suerte, han de transformarse en puntos de tres en tres para que la parroquia oviedista tenga esa emoción que les viene acompañando en las últimas jornadas.
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