Según la RAE, un derbi es un encuentro deportivo de rivalidad local o regional, generalmente futbolístico. Aunque esa definición es correcta, se les olvidó añadir: “y en el que la lógica no suele imperar”. Es día de derbi, y en Gijón y gran parte de Asturias eso es lo que se siente cada vez que se produce el enfrentamiento ante el máximo rival.

Caer siempre en el mismo error

Si bien en la mayoría de choques llegamos como favoritos, casi nunca cumplimos con las expectativas. No sé si es por falta de motivación, de concentración, por no saber aguantar la presión o si simplemente no se nos da. Incluso jugando mejor, sientes que ese gol carbayón va a acabar llegando. Y llega. Pero aún así nos ilusionamos, como niños pequeños con su increíble inocencia al recibir un regalo, aunque sepamos que nos puede costar caro. Si no creyésemos, ¿para qué ver el partido?

Poniéndome a pensar, se me ocurren muchas razones para poder ganar hoy. Sin desmerecer al rival, la plantilla rojiblanca es más completa, compacta y, por ende, mejor. También en el banquillo ganamos la batalla, con un David Gallego que está siendo la revelación de la temporada. Incluso el escenario, que desde mi objetiva subjetividad es el estadio más bonito como mínimo de la categoría, debería ser suficiente para poder llevarse los tres puntos. Pero si tuviera que quedarme con uno sólo, sería la afición.

Un aliento inigualable

Siempre llenando el campo para apoyar al equipo, llevamos sufriendo los sinsabores del club tantos años que nos merecemos por fin llevarnos ese plus de alegría que endulce aún más la magnífica temporada que nos están brindando. Sólo de imaginar estar en El Molinón para poder animar al equipo como se merece, reencontrarte con tu “vecino” de asiento que ves cada dos semanas pero se acaba convirtiendo en un amigo más y dejarte la voz cantando puede que a alguno le salte alguna que otra lágrima.

Es por eso que hoy, dentro de lo que se puede, nos juntaremos con los nuestros, llenaremos media Asturias de rojo y blanco y sufriremos durante 90 minutos más lo que el señor colegiado decida descontar. Que gane el mejor, pero que aunque sea contra la lógica, ganen los nuestros.