El bautismo dorado de Chris Ramos

El Club Deportivo Lugo logró sumar sus primeros tres puntos de la temporada tras mucho remar. Su oficio en este arranque liguero no había sido suficiente para vencer hasta el pasado lunes. El Anxo Carro sufrió, gozó y suspiró de alivio de la mano de su equipo, que venció al Huesca y a la agonía mediante una impresionante demostración de agallas. Rubén Albés logró implantar el espíritu luchador en la mente de su plantilla. Los albivermellos pugnaron valientes y acertados los balones, transitaron y atacaron con verticalidad. Y en toda ese cúmulo de buenos pálpitos vimos a Chris Ramos nacer como héroe y figura. Un bautismo dorado para uno de los jóvenes del equipo lucense.
Inició el partido como uno más pero acabó la noche entre vítores y laureles, siendo apodado por la afición albivermella por «Chrislatan» Ramos -haciendo el símil con el delantero sueco-. Una reacción provocada por la excitación y admiración que despertó ante el Huesca de Nacho Ambriz. Paso a paso el gaditano ha crecido y madurado, culminando su trabajo con un partido de bandera. De lucha, veteranía y sentido. Apareciendo en todas partes y siendo trascedente en el resultado final. Ayer vimos a un hombre que Lugo aún no conocía y la grada le ha dado una acogida a la altura de su nivel. Bienvenido sea.
El efecto yunque de Chris Ramos
Gracias a los golpes y los errores del pasado ha logrado aprender y convertirse en un futbolista más sólido y sensato para el fútbol de Segunda. Chris Ramos confirmó muchas de las sospechas que había ido dejando en su inicio de temporada como extremo izquierdo en el equipo de Albés. Aquel atacante zancudo y precipitado del año pasado ha sido sustituido por un hombre de banda mucho más comedido e inteligente en sus acciones. Entiende cuando debe conducir y encarar, cuando la jugada le pide más temple y cómo manejar los tiempos del juego -bien para romperlos a su antojo, bien para prolongarlos a la necesidad del colectivo- en los partidos.
Frente al Huesca hizo gala de todo ello. Sirvió dos pases de gol en bandeja, uno de ellos tras una ruptura previa bien ejecutada. Logró forzar faltas peligrosas y amenazar las espaldas de su lateral en diversas jugadas individuales, además de dar piernas y pulmón al equipo cuando necesitaba llegar con espacios. También se ofreció frecuentemente como un receptor y apoyo en el juego aéreo local. Por otra parte, Ramos se puso el mono de trabajo y ayudó a cimentar la defensa como pocos. Firme al vigilar a su marca, con atrevimiento al meter el cuerpo -una herramienta especialmente útil en su fútbol- y entrar a la pelota. Demostró su compromiso al incomodar al Huesca cuando poseía el balón.
Un bautismo con el sello de Albés
Desde el comienzo de curso Albés ha designado al jugador gaditano como el extremo izquierdo titular. Le ha ofrecido protagonismo en el equipo actuando a pierna cambiada, con la intención de contar con dos puntales profundos y verticales -junto a Gerard Valentín- en los flancos. A cuentagotas nos fueron llegando muestras de ello en los primeros partidos pero nunca con tanta claridad como en la noche del lunes. El Huesca no hizo suficientes méritos para detener a un futbolista que sobresalió dentro del modelo de juego de su técnico.
En un Lugo que fue brillante durante la primera media hora de encuentro fue de las piezas más acertadas en la presión desde mediocampo al inicio de posesión oscense, además de uno de los grandes bastiones ofensivos de ese tramo del partido, entregando una asistencia y profundidad en sus intervenciones. En los momentos más débiles del conjunto local se mantuvo firme, haciendo kilómetros en esa banda. Se vació en cada duelo y disputa para que el equipo pudiese recuperar y salir arriba. Finalmente, de la mano de los cambios, el equipo lo lograría. Él volvería a aparecer para ponerle el broche al partido y culminar la remontada con un pase hacia Jaume Cuéllar. La tan poderosa energía que transmitió durante los noventa minutos es equivalente a la que busca Albés en sus equipos. A fuego lento se había fraguado ese momento.
Rentabilizar la apuesta
Chris Ramos regresaba a Lugo este verano tras su cesión. Con un contrato bajo el brazo y con la responsabilidad de crecer y mejorar lo visto en la pasada campaña. Pese a que había dejado buenas actuaciones fue un futbolista más bien irregular. Titubeante y errático a razón de su falta de sensibilidad al exprimirse. Caía en exceso de prisas, de ganas por hacer, cuando el juego le demandaba a menudo un temple. Una lectura diferente de todo lo que llevaba a cabo. Ese primer año le permite ganar tablas y en este segundo, poco a poco, lo está demostrando.
Partidos como el de ayer deberían ser más habituales en un futbolista con unas condiciones físicas tan interesantes y que tiene mucho sentido dentro de la propuesta de su técnico. Ramos mostró una lectura totalmente distinta a la que tenía el año pasado. Mucho más asentada y coherente dentro del contexto. Sólo así se entiende el rendimiento ofrecido frente al Huesca. La apuesta hecha por el Lugo comienza a dar rentabilidad y su primer fruto ha sido un bautismo de órdago. Veremos con el tiempo si es el primer alirón de muchos.
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