‘Derbi alvibermello’, lo quieren bautizar. Pero es derbi sano, el de dos aficiones del norte que se soportaban hasta firmar un pacto de Caballero(s), casi de hermanos, tras lo acontecido un 7 de junio de 2015. Pablo encumbró una relación que no hubo de encontrarse hasta dos años después. Y, desde entonces, la fiesta del fútbol se celebra anualmente en Lugo, donde se dan cita miles de sportinguistas en lo que supone el mayor desplazamiento del curso en Segunda de la Mareona (superando al del Carlos Tartiere).

La fuerte marejada que impulsa la ilusión de los de Gallego dejará este año a las puertas de la muralla a 2.500 asturianos. Un pedacito de El Molinón será esta tarde el Anxo Carro. O, como les gusta decir a los lucenses, el Anfield Carro. Porque a las seis sus gradas se teñirán de red (and white) y el Sporting no caminará solo. Nunca lo ha hecho, ni en sus más oscuras travesías. El fondo sur del estadio lucense jadeará como siempre y volverá a jugar en casa el Sporting.

Necesidad de victoria

Regresa Christian Rivera a una lista mientras Guille Rosas apura plazos. Su recuperación va mejor de lo previsto. La mermada plantilla del Real Sporting aúna sus ánimos para afrontar el primer bache de la temporada y aferrarse a la segunda victoria visitante antes de enfrentar al líder en casa. Quieren saldar cuentas consigo mismo y llevarse el botín merecido que no lograron en Cartago y les robaron en Gijón.

Tarde de reencuentros