El Zaragoza pega el estirón

Descenso. Permanencia. Media tabla. Pomada. Ese ha sido el cambio del Real Zaragoza en apenas 10 días. De ser un mar de dudas a convertirse en un aspirante a todo. De salirle problemas de todas partes (lesiones importantes, falta de gol o los 9 partidos sin ganar) a que todo parezca de color de rosa. 13 jornadas sin perder, recuperando las mejores sensaciones del curso, encontrando la eficacia goleadora y siendo totalmente independiente a las bajas, los maños se han convertido en el equipo más difícil de batir de Segunda División (solo dos derrotas) y se acercan más que nunca al play-off, del que se quedan a 4 puntos. ¿Licencia para soñar? Eso parece.
Subiendo como la espuma en la tabla
El Zaragoza empezó la temporada como uno de los equipos que mejor fútbol desplegaba de la categoría, y con una gran seguridad defensiva. Pero no marcaba y -casi- siempre se le adelantaban. Las jornadas pasaban y las dudas eran cada vez más notorias; para muchos, hasta Juan Ignacio Martínez, ‘culpable’ de la milagrosa salvación el curso pasado, empezaba a ser más problema que solución.

Burgos, contigo empezó todo | Real Zaragoza
“Estamos en una situación crítica”, explicó el técnico antes del partido en Burgos (4/11). No era para menos, su equipo estaba en descenso y tan solo llevaba una victoria en 13 partidos. Pero llegó ese día, el de la cita con los de Julián Calero, y -aunque el partido fue de lo peor del curso- El Plantío se convirtió en el lugar de la Resurrección Zaragocista. Un punto de inflexión.
Después, llegó el Sporting a La Romareda. Un equipo que atravesaba una mala racha de resultados pero que, en cuanto a juego, estaba siendo de los mejores de la categoría. Pero el Zaragoza ya estaba aquí. Realizó el partido más completo de la temporada, con fases de calidad con balón y con una enorme fortaleza defensiva y, así, confirmó su buena dinámica. Nuevo partido y nueva victoria. El equipo maño alcanzaba la madurez. Y en ello hay varias claves: capacidad de adaptación, mejoría de cara a puerta y activación de toda la plantilla.
Las claves del resurgimiento
Una de las más importantes es esa, la capacidad de adaptación; sobre todo, en los últimos tres partidos. En El Plantío (jornada 14), el Zaragoza tuvo que ser “JIMiniano”. Aguantó la oleada burgalesa y marcó la suya. Frente al Sporting (J.15), realizó el partido más completo de la temporada. Siendo contundente en ambas áreas y dominando el partido a su antojo. Y, en Gran Canaria (J.16), se confirmó como un contragolpeador de categoría. Cada día jugó a una cosa, pero en todas ellos se llevó la victoria, incluso en alguno en el que tuvo menos brillo.
Otra de ellas tiene que ver con el ataque porque el equipo, que era el que más disparaba pero el que menos marcaba, continúa mejorando en esa faceta. Antes, solo marcaban Vada (4 goles) y Narváez (2); ahora, también lo hacen Giménez (3), Mesa (2), Sainz (2) o Bermejo. Ya son siete jornadas anotando y, además, mejorando mucho su eficacia en las dos últimas, donde ha marcado cinco dianas. La escopeta de ferias se ha convertido en un revólver empuñado por Clint Eastwood.
También ha conseguido activar a toda plantilla. Conseguir que todos estén enchufados para ser totalmente independiente, no depender de nada ni de nadie y primar el colectivo sobre lo individual. Y, en ello, el actor principal es JIM. Y eso no es casualidad. Futbolistas como Lluís López, James, Adrián, Petrovic o Nieto se han sumado a la causa y empiezan a mejorar sus prestaciones. Aunque le ha costado, el equipo ha dado un estirón importante, como si de un adolescente se tratase, para empezar a confirmarse como un aspirante más. La pomada era el objetivo, y ahí que están ya los de JIM: luchando por todo.
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