Un CD Lugo de autor
En la jerga de este precioso deporte solemos denominar como «equipos de autor» a aquellos que son fieles en apariencia y funcionamiento a lo que representa su técnico. Un equipo de autor es una muestra gráfica, bien trabajada, de una propuesta futbolística determinada. Un concepto que, pese a poder ser redundante hasta cierto punto, gusta por su significado. Agrada a periodistas y analistas porque resulta diferente y claro al recrearlo y también al aficionado por plantear un espíritu de identificación y de reconocimiento con las ideas del míster. Sea como sea el caso, el Club Deportivo Lugo se ha convertido este año en el «Lugo de Albés» y lo ha hecho por partidos como el de Lezama frente al Amorebieta.
En unos tiempos tan dados al culto de lo individual el Lugo de Albés es un equipo. Un colectivo claramente unido y que tiene una forma visible de plantear el fútbol. Un grupo con el trabajo bien hecho para adaptarse a diferentes escenarios pero que nunca renuncia a su esencia. Desde el principio, tanto en las ruedas de prensa como el campo, Rubén Albés fue edificando el concepto de equipo que quería y que busca. Los seguidores del Lugo lo han comprado en su gran mayoría, independientemente de las filias o de las fobias, por la fuerza de su discurso y por lo consecuente que es con lo que se muestra en el campo cada semana.
En Lezama, con una retahíla de bajas y lesiones a sus espaldas, el Lugo puso a once a jugar y ganó. Debemos reconocer que -como todo club- echa de menos a hombres importantes, pero sin ellos es todavía funcional y competitivo. Al Amorebieta lo venció en un partido que no fue brillante, penalizando errores y aprovechando las ocasiones que tuvieron. En la tabla sólo figuran 19 puntos, mas las sensaciones son mucho mayores a las de esa proyección. No es descabellado afirmar que se merecieron más puntos de los obtenidos a lo largo de la primera vuelta. Y aunque los méritos no sean tangibles en la puntuación el equipo sigue sumando.
Ajustes para vencer
Entre muchas otras cosas Albés demuestra semana tras semana un estudio al rival. Es un técnico que conoce, que inspecciona los recovecos débiles y que pretende ajustar su idea para minimizar el peligro del contrincante. En el País Vasco vimos un partido accidentado, lleno de balón largo y de acciones a balón parado. El entrenador vigués, ajustó, una vez más, al equipo sobre su idea de defender en 5-4-1 con cierta altura en el campo. En ese partido veíamos a Carillo caer muchas veces junto a los mediocentros para cerrar la salida interior y el apoyo de los pivotes del Amorebieta. Impidieron que el juego en corto fuese cómodo y forzaron muchas situaciones de superioridad física en el duelo.
Gracias a ello y que ejecutaron adecuadamente situaciones y movimientos ofensivos sin pelota -ocupación de la zona de finalización, contraataques- se logró encontrar el gol y finalizar el partido con los tres puntos. Existe también una pizca de fortuna en ciertas acciones, pero en líneas generales el guión de partido se inclina discursivamente a favor de los gallegos. La plantilla es relativamente joven, pero con mucha más fortaleza mental y competitiva de la que se podría atribuir. Tiene voz sobre el campo para proponer pros a la victoria.
Un gol como símbolo
El 1-3 cierra el resultado y al mismo tiempo nos mostró una pizca de lo que se vive en el vestuario albivermello. Todo el apoyo al debutante y anotador Sebas Moyano, además de sus ganas de demostrar tras años sin contar con la oportunidad, son un dibujo magnífico de la unión del grupo y de lo marcado que está el propósito colectivo en la mente de todos. En una situación en la que muchos se habrían hundido o no hubiesen sabido rendir él fue uno más y anotó. No le falló la confianza ni el entorno al extremo. Llegó y luchó, consiguiendo resultados.
La otra perspectiva de ese gol nos hace valorar a Albés por el trabajo mental detrás de estos futbolistas. Su voz en el grupo -además de las lesiones- ha favorecido a que muchos futbolistas de la segunda unidad estén enganchados y en dinámica competitiva. Si una semana no juega no pasa nada. A la siguiente tal vez lo hagan y sean quienes supongan una diferencia para vencer en el verde. Magnífica señal en una competición tan larga y que demanda cambios con el paso de las jornadas.
Trabajar con los pies en la tierra
Aunque las sensaciones son buenas y el respaldo al técnico es incuestionable, el objetivo sigue siendo seguir sumando y remando con humildad hacia la permanencia. Las expectativas, independientemente de los buenos resultados, no deben variar por cómo ha sido construido el este equipo y cómo se están planteando el reto.Descontextualizarlos es un error y es cargar al Lugo de unos propósitos ilógicos, que no le corresponden. El Lugo de Albés es lo que es, en gran medida, porque tienen claro cuál es el objetivo. A donde se tiene que llegar y hacia donde se tiene que avanzar.
Con todo y sus logros, la mejor noticia que se puede extraer de este arranque es que en Lugo juega un equipo que sus seguidores reconocen y con el que se identifican. Un equipo que funciona para la competición y para su contexto. Que cumple con lo que se le exige y que es fiel a sí mismo. Es sincero y hablando con la mano en el corazón se llega -por lo general- mucho más lejos que con ocultismos. Es Club Deportivo Lugo es un equipo de su gente y de Rubén Albés.
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