La Ponfe, un sueño hecho realidad

18 jornadas entre gigantes. 18 partidos peleando frente a presupuestos infinitos y ante jugadores con nóminas mayores a las de toda la plantilla en su totalidad. La anécdota podíamos creérnosla en los primeros choques, cuando los equipos todavía no han asentado las bases en su juego o los fichajes no han terminado de adaptarse a la categoría. Sin embargo, después de 1620 minutos de juego, goles, faltas, penaltis y alguna que otra tarjeta, la Ponferradina continúa acomodada en una nube llamada playoff.
Almería, Girona, Málaga, Cartagena o Sporting han vivido en sus carnes lo que es enfrentarse a David. La victoria del pequeño frente al grande. O eso creen algunos, porque si observamos los jugadores que conforman la plantilla del centenario blanquiazul nos encontramos con futbolistas que bien podrían ser considerados como Goliats en esta maravillosa Liga Smartbank.
Refuerzos certeros y una guinda perfecta
Y a pesar de las bajas significativas en la sala de máquinas, la dirección deportiva ha logrado hacer olvidar cualquier nombre que fuese importante en el pasado. Agus Medina es el claro ejemplo de ello. El catalán no sólo está rindiendo de forma magistral sino que está mejorando registros de mediocentros tan importantes como Larrea o Sielva. Con 4 tantos y 5 asistencias, el de Barberá del Vallés ha conseguido hipnotizar a todos los socios del feudo berciano. Y es que no importa en qué posición juegue, porque el bueno de Agus tiene el libro de soluciones bien cerquita para cada ocasión que lo requiera. Si necesita acompañar a Erik Morán en el centro del campo, se convierte en socio de honor. Si necesita adelantar su posición, las prestaciones se transforman en pases extraordinarios o goles por fe e insistencia. Y si a esto le sumamos compinches de la talla de Ojeda, Naranjo o Yuri, obtenemos una sociedad ilimitada de talento.

Foto: Diario Marca
Además, cuando la fiesta parecía demasiado buena para ser cierta, aparece un guinda llamada Sergi Enrich. El menorquín está siendo una de las sensaciones de la temporada y no es para menos. Con una humildad poco frecuente en futbolistas con tanta reputación y popularidad, el delantero ha logrado quitarse cualquier atisbo de responsabilidad hablando del grupo en su conjunto desde que puso un pie en El Bierzo. Toda una declaración de intenciones. El colectivo por encima de lo personal. Si bien es cierto que necesitó unas cuantas carreras para entrar en clima de competición, su adaptación está siendo maravillosa. Ya sea en un 4-4-2 o en un 4-2-3-1, su inteligencia y olfato le convierten en uno de los futbolistas que mejor leen el juego de toda la categoría. Y seamos francos, un jugador de este nivel no puede estar sin equipo ni un sólo minuto de su carrera.
La mezcla de talento, un cóctel perfecto
Si algo diferencia a la ‘Ponfe’ de otras entidades es la armonía de su plantilla. Esa unión de juventud y experiencia. El hambre y el equilibrio. El crecimiento y la estabilidad. Kuki, Copete, Saverio, Amir, Naranjo, Yuri, Enrich o Erik Morán han fabricado un cóctel explosivo que es difícil de controlar. No importa en qué plaza sea el partido ni tampoco el objetivo del rival. La Ponfe juega en su liga. Esa donde el escudo y el nombre no ganan partidos. Esa donde el apetito, las ganas y la ambición te llevan a codearte con los más grandes durante prácticamente la mitad de la temporada. Y si alguien quiere que bajen de la nube van a tener que buscar el mejor despertador del mercado. El Bierzo sueña y es en grande.
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