Gastón Brugman, el gladiador uruguayo

El mediocentro, natural de Rosario, pero no de la ciudad argentina, se ha convertido en el líder de la sala de máquinas carbayona. Haciendo honor a sus paisanos, Brugman es una constante exhibición de lucha, brega y pasión en cada balón dividido. Salta al campo, se pone el mono de trabajo y pelea cada balón como si fuera el último. Un perro de presa que cabalga a sus anchas por el césped del Carlos Tartiere y que ya es considerado uno de los pilares en los que sustentar las aspiraciones azules. Un gladiador con el que ir a la guerra sería sinónimo de éxito.
Una influencia mayúscula: de menos a más
Gastón Brugman llegó al Oviedo en los últimos minutos del mercado. Tanto que su tránsfer casi se queda en el camino como en su día ocurrió con David De Gea y el Real Madrid. De hecho, hasta bien entrada la madrugada no se supo a ciencia cierta si todos los papeles estaban en regla para la cesión del hasta entonces jugador del Parma. El mediocentro, un desconocido para el gran público, llegó con el sello de calidad de la Calcio Italiana, una liga que, salvando las distancias, guarda ciertas similitudes con la Segunda División española.
Su comienzo fue difícil. Al proceso de adaptación se le unió un nuevo sistema, en el que Gastón debía formar un doble pivote junto a Jimmy. Acostumbrado a jugar en un centro del campo formado por tres hombres, al charrúa le costó más de lo esperado y su rendimiento en los primeros partidos fue bastante discreto. Físicamente tampoco estaba al 100% y la gasolina se le acababa superada la hora de partido. Pero con paso de las jornadas fue cogiendo los automatismos y poniéndose a tono y, ahora, además de formar un tándem de muchas garantías junto a Jimmy, es el líder del centro del campo azul.
No es una casualidad que su influencia en el juego sea enorme. Especialista en el balón parado y con un gran golpeo, es el encargado de sacar la mayoría de jugadas de estrategia del equipo, que es uno de los líderes en este apartado. Sus grandes prestaciones en los últimos partidos han coincidido con el mejor nivel del Oviedo en lo que va de temporada, al menos en lo que a puntos se refiere. El conjunto asturiano, con Brugman a los mandos, está rozando los puestos de playoff y compite en cada escenario y ante cualquier rival, lo que le ha llevado a ser uno de los equipos con menos derrotas (4).

Vía El Comercio
Un claro factor para evidenciar su gran estado de forma son las estadísticas, que nunca engañan. Si contamos los últimos cinco encuentros, el mediocentro ha participado de manera directa en cuatro de los tantos de su equipo, anotando un gol y dando tres asistencias. Pudo aportar también el pasado domingo ante el Pucela con un penalti cometido sobre él, pero Borja Bastón lo envió a las nubes.
Un mediocentro con llegada
En su posición, el gol no es una obligación pero si un complemento que puede ayudar y mucho a los equipos cuando los delanteros tienen la pólvora mojada. Gastón posee un fantástico disparo de larga distancia, aunque aún no lo han podido constatar los aficionados carbayones. Lo que sí han podido ver es como el uruguayo abría la lata hasta en dos ocasiones, para darle puntos valiosos a su equipo.
En el doble pivote que forma junto a Jimmy, es el canterano azul el que se centra más en la contención, mientras que a Brugman se le otorga mayor libertad para lanzarse al ataque, pero sin descuidarse de sus tareas defensivas. El uruguayo es un “box to box”, como se diría en la Premier League, un mediocentro que está en constante ida y vuelta. Siempre presente en las dos áreas.
El futbolista cedido por el Parma posee una gran virtud: la habilidad para romper líneas con sus conducciones. A esta se le otorga aún más valor debido a que el resto del equipo carece de ella. Gastón se va de sus rivales con una facilidad pasmosa. Una vez que arranca la conducción es muy difícil pararle. Es potente, incisivo y vertical, tres aspectos que juntos hacen muy complicado el poder frenarle. Cuando conectan con él y tiene espacio por delante, se avecina el peligro. En las contras suele ser el elemento conductor y si hubiese estado más acertado en la toma de decisiones en la zona de 3/4 habría engordado sus números considerablemente.
Ante el Alcorcón, su mejor actuación
En un partido trabado, marcado por la lluvia y las constantes interrupciones, Gastón Brugman desniveló el choque a favor de los intereses carbayones con un testarazo sensacional. Ante el Alcorcón no solo cuajó un gran partido, sino que fue su consagración como futbolista azul, pero aún va a por más.
Su partido, superlativo, fue una “masterclass” para cualquier mediocentro. Marcó un gol y dio una asistencia, pero su exhibición no se quedó ahí. Imperial en cada balón dividido, mordiente en la presión y muy intenso en cada duelo. Brugman, que encontró el escenario perfecto para sacar sus cualidades a relucir, no dejó respirar ni un segundo a los jugadores del Alcorcón, sobre todo tras el gol, que le dio alas.
Pero con el balón, otra de sus grandes virtudes, también estuvo fantástico. De sus botas nacen las jugadas más peligrosas, ya sea a balón parado o en cualquier centro al área. Y de sus centros, los goles. Bastón y Matheus tienen mucho que agradecerle por los excelentes envíos que les proporcionó para que aumentasen su cuenta anotadora. Poco a poco el uruguayo va encontrándose más cómodo, con confianza y con mejores sensaciones. Pero aun tiene mucho margen de mejora.
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