Borja Lasso, la tormenta que nunca amainó
Dicen que todo esfuerzo tiene su recompensa, pero no siempre es así. En el día de ayer, justo cuando se cumplían exactamente dos años de aquel fatídico encuentro frente a la AD Alcorcón, Borja Lasso -con apenas 27 años- anunció su retirada del fútbol. Una decisión que se ha visto obligado a tomar debido a la imposibilidad de poder recuperar su tobillo, lesionado de gravedad en aquel partido.
El día que lo cambió todo
Era 14 de Diciembre de 2019. El Club Deportivo Tenerife recibía en el Heliodoro Rodríguez López a la AD Alcorcón en un encuentro en el que el principal atractivo era el debut de Rubén Baraja en el banquillo de los locales. Borja Lasso era titular y buscaba seguir en esa línea ascendente en la que estaba hasta esa fecha, en una temporada en la que acumulaba 4 goles y 1 asistencia en 19 jornadas. Lo que él no sabía, es que ese sería su último partido como futbolista profesional. Y es que en el minuto 5 sufriría una dura entrada por parte de Myakushko que cambió su vida por completo.
Una lucha de dos años sin recompensa
Fue a partir de ese día desde cuando cambió los terrenos de juego por los quirófanos, gimnasios, salas de rehabilitación… con un único objetivo, el de volver a hacer lo que más le gustaba: jugar al fútbol. Desde ahí no ha parado de trabajar día tras día, hora tras hora, con pandemia de por medio, para poder sentirse futbolista. Pero no lo ha podido conseguir. Todo ello a pesar de haber pasado hasta tres veces por el quirófano, esta última en el mes de Septiembre, con el fin de volver a vestirse de corto, pero la verdad es que nunca ha estado realmente cerca de poder hacerlo.
¿Qué nos perdemos?
Él era uno de los pilares de aquel Sevilla Atlético que enamoró a todos los aficionados de la categoría de plata en esa temporada 2016/2017 de la mano de Ivi, Curro Sánchez, Pozo o San Emeterio. Borja durante esa etapa ocupaba tanto el interior izquierdo como la media punta, dependiendo de si Diego Martínez usaba el 4-4-2 o el 4-2-3-1. Ahí el sevillano era un jugador determinante en los últimos metros, encontraba líneas de pase donde no las había y le encantaba hacer buenos a los que le rodeaban. Es por ello que esa temporada acabó con 11 pases de gol, siendo de los mayores asistentes de la competición.
En Enero de la siguiente temporada llegó al Club Atlético Osasuna en calidad de cedido y apenas necesitó dos partidos para demostrar a El Sadar su inmensa calidad. Esta vez más como interior zurdo que como media punta, pero aun así acumulaba mucho juego en los pasillos interiores, generando dudas constantes a la defensa rival ya que era un jugador que lo mismo filtraba un pase imposible que finalizaba desde fuera del área, lo que le hacía imprevisible en muchos momentos.
En el próximo mercado invernal llegó a lo que sería su último equipo, el Club Deportivo Tenerife. Ahí, de la mano de José Luis Oltra, encontró un ecosistema perfecto para desplegar su fútbol, siempre desde la media punta. Aunque su mejor rendimiento lo vimos con Aritz López Garai, cuando gracias al fútbol asociativo que este planteaba, el juego de Borja Lasso se vio potenciado desde esa posición de enganche, la cual tenía mucho peso en el equipo blanquiazul. Además si por algo destacaba también era por sus llegadas desde segunda línea, siempre sorprendiendo a las defensas rivales, y esa gran capacidad que tenía para rematar a pesar de medir 1,78.
Con su marcha el fútbol ha perdido a uno de esos media puntas diferentes, capaces de aglutinar un gran volumen de juego con el fin de facilitarle la vida a los compañeros. Borja Lasso era diferente, con calidad pero también con determinación, con pausa pero también con electricidad… Una retirada temprana de un jugador que tenía aun mucho guardado para ofrecer, con potencial de jugar en Primera División. Lo que sí hay que decir es que se va habiendo cumplido su sueño, el de debutar con el primer equipo del Sevilla Fútbol Club.
Una despedida a lo grande
«GRACIAS POR TODO, FÚTBOL». Así titulaba ayer Borja Lasso el vídeo en el que anunciaba su retirada del fútbol profesional. Una noticia que algunos nos podíamos imaginar, pero que aún esperándola duele. Duele mucho. Y es que debe ser duro decir adiós al sueño que tuviste desde pequeño por una acción fortuita como fue aquella en el minuto 5 frente al Alcorcón. Al final la vida no siempre es justa. Y no siempre recompensa todo el trabajo realizado. Este es el caso de Borja Lasso, que a pesar de estar 731 días realizando todo lo posible para mejorar ese tobillo, ha tenido que tomar esa dura decisión de dejar lo que más le gustaba.
Ahora se le abren nuevas oportunidades, porque hay veces que es necesario que algo se rompa para que algo nueva vuelva a surgir. Y ojalá Borja Lasso encuentre lo que busque dentro de este mundo que tanto le ha dado, pero que también le ha quitado: el fútbol.
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