Burgos CF, adaptarse al entorno
Aprovechar la dinámica positiva para amarrar puntos de oro en el tramo inicial. Dar continuidad al impulso futbolístico y anímico que supone un ascenso a Segunda División. Suele ser el modus operandis de los recién ascendidos pero no es el Burgos un equipo que se acomode en lo habitual. No, Julián Calero no pretendía camuflar las carencias tras una fachada adecentada que escondiese cimientos vulnerables.
El camino difícil entraña riesgos, sin duda. El fácil puede alargar la agonía, sin suponer garantía de éxito. Por ello, los burgaleses no lo fiaron todo a aquello que les llevó al éxito sino que trabajaron en pulir defectos y desarrollar virtudes. En adaptarse a su nuevo entorno en lugar de esperar a que la realidad competitiva de La Liga SmartBank engullera sus vanidades.
Trabajar alternativas para evitar ser previsibles
Aún en el convencimiento de lo expuesto, por supuesto que los de Calero quisieron aprovechar esa euforia inicial que ofrece el éxito y la adrenalina de ascender. El inicio liguero fue aceptable, con un sistema claro de base en 1-4-2-3-1 con matices y evoluciones en función del contexto y necesidades de partido. Sin embargo, muy pronto los rivales comenzaron a encontrar respuestas a los planteamientos del Burgos y con ello los resultados comenzaron a torcerse.
Nada mejor en tal situación que tener preparadas y trabajadas alternativas. Sistemas, conceptos y variantes para evitar caer en la previsibilidad y dificultar al rival en esa búsqueda de la anulación del fútbol propuesto por el conjunto burgalés. Defensa de cinco, carrileros largos, contundencia en la medular y veneno eléctrico en la segunda línea ofensiva. Fútbol directo aprovechando la corpulencia y características de hombres como Alegría o Guillermo, pero también asociativo y móvil con la figura del falso nueve con esos locos bajitos. Vuelta a los dos centrales e incluso aprovechamiento de las cualidades de los laterales doblando perfiles en alguna de las bandas. Riqueza de recursos, aproximación al éxito en una categoría tan voraz como lo es La Liga SmartBank ante cualquier bloqueo, futbolístico o mental.
Al ecuador del campeonato en línea ascendente
Con todo ello, Julián Calero ha terminado ofreciendo a su equipo herramientas para competir con garantías ante cualquier equipo y cualquier propuesta futbolística. Con sus propias armas y sabedor de sus déficits, el Burgos CF mira a los ojos a cualquiera sin temor, con firmeza. La que le ofrece su propio rendimiento en un regreso anhelado por El Plantío y su gente al fútbol profesional.
Y es que ya quien más y quien menos va teniendo en mente y en cuenta a futbolistas como Pablo Valcarce o Juanma como esos escurridizos atacantes que provocan dolor de cabeza a cualquier central. O reconoce en Grego Sierra y Elgezabal a esa columna vertebral de seguridad que sostiene el vértigo necesario del equipo. Porque este Burgos carbura, ruge y vuela al ritmo de la Segunda División, exigente como pocas, gratificante como ninguna.
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