Jony, el tercer baile

Por segunda vez, el hijo pródigo regresa a Gijón. Procedente de la Lazio y sin apenas rodaje, llega cedido hasta final de temporada sin opción de compra, aunque en verano se intentará el fichaje permanente del cangués.
La historia interminable
Desde que Jony abandonara la disciplina rojiblanca al final de la temporada 2015/16, probablemente no ha habido ventana de fichajes en la que la afición sportinguista no haya soñado con su regreso. Con la situación del club cada vez más delicada, en lo económico y en lo deportivo, su regreso era cada vez más utópico por mucho que ya hubiese vuelto en cesión invernal de la mano de Torrecilla hace ya cuatro años.
Hacía muchos años que un jugador no casaba tan bien con el sentir de la afición. Pieza clave en el ascenso de los ‘guajes’ y en la posterior salvación, el carácter y compromiso del de Cangas fueron, y siguen siendo, orgullo para la parroquia de El Molinón. Y, por si fuera poco, su calidad siempre acompañó. Las cabalgadas por banda eran ya costumbre los días de partido y consiguieron que la gente se levantara de sus asientos como pocos han hecho en los últimos años. Ahora vuelve para un tercer baile, perdonando dinero y en un momento complicado, demostrando una vez más que el sentimiento está muy por encima de todo. Sin duda alguna es EL FICHAJE.
La pieza necesaria
En un sistema con extremos como quiere David Gallego, contar con un jugador de la calidad de Jony es un plus enorme. A falta de saber cómo está físicamente tras varios meses sin disputar partidos competitivos, le aporta al equipo un nivel de profundidad, regate y gol del que el Sporting no disponía actualmente. Además, sumado al buen entendimiento que tuvo con Michael Santos en su última etapa todo indica que esa conexión con otro ‘killer’ como Djuka será prolífica.
A todo esto hay que sumar a otros jugadores como Villalba o Pedro Díaz, capaces de surtir de balones peligrosos sin apenas despeinarse, o Vasyl Kravets, que puede ser un complemento perfecto en esa banda izquierda sportinguista. Pese a que el club gijonés parece sumido en la mediocridad de la tabla, no se pierde la ilusión de que con este increíble refuerzo el equipo levante el vuelo tanto en lo futbolístico como en lo anímico. Salga como salga, habrá merecido la pena.
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