La UD Almería no conocía lo que era ganar en este 2022. El duelo ante el Ibiza se planteaba como una final después de un primer mes del año en el que había sumado cuatro derrotas y un empate. Dudas en el sistema, en los jugadores, y hasta en el entrenador en las voces más extremistas. Frente a los de Paco Jémez, el rumbo se retomó para encadenar desde entonces dos triunfos seguidos. Enero maldito, febrero mágico.

Los jugadores de la UD Almería celebran el primer gol ante la UD Ibiza – UDA

Seis puntos de los últimos 24 posibles y una sola victoria en esos ochos partidos. Solo dos goles en el inicio de 2022 y recibiendo en cada uno de los encuentros. Debilidad. Del primer puesto con una holgada diferencia a estar fuera del ascenso directo. En el peor tramo, Ibiza y Málaga en el horizonte. Cambio de guion. Dos victorias. Sin goles encajados. Con tres dianas. Con Sadiq de vuelta. Recuperando efectivos. La UD Almería está de vuelta.

El factor Sadiq

Con la llegada del nigeriano, todo cambió. El equipo necesitaba esa referencia mientras el delantero se encontraba en Camerún disputando la Copa África. Sin Dyego Sousa ni Juan Villar, ambos lesionados, la imperiosa necesidad de recuperar a Sadiq era un hecho que se consumaba cita a cita. En Oviedo reapareció, pero sin impacto. Fue contra el Ibiza, en la primera titularidad de este año, cuando se produjo el cambio. Dos penaltis provocados y un gran gol para cerrar un partido en el que el botín fueron tres puntos, pero anímicamente suponía mucho más.

Ramazani también ha vuelto a la banda desenvolviéndose como pez en el agua y conectando con el de Kaduna. En un contexto de mínimos, nada mejor que construir basándose en esta pareja. Largie no pudo estar en Málaga, pero sí Sadiq. En un partido poco atractivo, en el que se jugaba a que no pasaran muchas cosas, el tanto del ariete desequilibraba una igualdad que los blanquiazules nunca llegaron a contrarrestar. Otro gol, otra vez decisivo. Con Sadiq Umar, la vida siempre es más fácil.

Sadiq Umar zafándose de Joaquín Fernández en un duelo ante el Real Valladolid

La solidez defensiva

Con la llegada de Sadiq, y casi de forma contrapuesta, también se ha solucionado uno de los problemas de ese mes de enero. La mejor defensa del campeonato quedó en una caricatura durante todo enero. Chumi y Babic fallaban, Fernando no se vestía de héroe y las bandas eran el parque de atracciones de los atacantes rivales. Las aguas han vuelto a su cauce este febrero, ligando dos partidos con la portería a cero, sin recibir disparos a puerta ante los ibicencos y manteniendo el tipo en La Rosaleda. Es el equipo que menos disparo recibe de Segunda División y se está volviendo a edificar sobre seguro.

Una construcción que no contaba con un hombre. Otra de las grandes noticias ha sido recuperar a uno de los mejores jugadores de la plantilla. La activación de una pieza como la de Sergio Akieme está dando frutos en la parcela defensiva, pero, sobre todo, en ataque. El lateral ha vuelto a coger el nivel óptimo para adueñarse del costado izquierdo. De esta forma, los indálicos adquieren más verticalidad conectando los dos carriles. Akieme se une a la omnipresencia de un siempre participativo Pozo por derecha.

Volver a ser los mejores

Ser más pragmáticos. Esta ha sido la situación donde el resultadismo ha tenido más peso en la etapa de Rubi en Almería. Sumar como principio para volver a realzar el vuelo y cambiar la tendencia. Además, un momento en el que se están recuperando futbolistas para la causa, como Dyego Sousa, Daniel Carriço o José Carlos Lazo. La única noticia grave es la lesión de larga duración de Juanjo Nieto. Con el ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda roto, no volverá hasta el próximo curso.

En conclusión, volver a dominar ambas áreas se ha convertido en la mejor baza para un conjunto herido que ha sabido reiniciarse para reanudar el camino. Falta mucho trabajo, especialmente en la fase creativa, en la que el conjunto rojiblanco debe seguir creciendo, ahora con el viento a favor. Con dos encuentros en casa contra Mirandés y Fuenlabrada, seguir sumando se antoja como una misión obligatoria. Volver a ser los mejores.

Samú Costa con el pulgar hacia arriba en el partido ante la UD Ibiza – Agencia LOF