Historia de tres ciudades y una isla

Nueve meses dan para mucho. Dan para lo que uno quiera, desde luego. Desde el tiempo completo de un embarazo hasta el período que comprende las 42 jornadas de La Liga SmartBank. Un ratín, nada más. Igual lo que diferencia el embarazo de la temporada en Segunda son las predicciones y los planes. La competición liguera no puede, ni de lejos, ser tan científicamente estructurada como lo está una gestación. Nadie sabe lo que nos deparará el futuro. Y cómo nos gusta eso. Lo brillante, lo emocionante de la categoría de plata, reside ahí. En su imprevisibilidad, algo de lo que carecen otras ligas como las grandes europeas o la propia Primera Española. Lo que era hace un par de meses una historia de dos ciudades se ha convertido en una lucha a cuatro por el ascenso directo. Desde Éibar, Almería, Valladolid y Tenerife se persigue el ansiado regreso sin pasar por la tortura del play-off. Dos plazas para cuatro equipos. Esta es la historia de tres ciudades y una isla.
Había quien, allá por diciembre, ya adjudicaba una plaza de ascenso directo a un equipo. El tiempo le dio la razón a aquel que conocía esta competición. A todo equipo le llega su racha, y lo que era una carrera en solitario mal denominada se convirtió en una lucha a dos con una exclusiva atención al retrovisor, porque, ciertamente, los de atrás venían pisando fuerte. El liderazgo del Almería llegó a su fin, y en Valladolid descorchaban el champán en lo que ya se veía como un combate a K.O. entre los dos equipos más potentes de Segunda. Se hizo mal también en pensar eso, en recurrir a Charles Dickens y su «Historia de dos ciudades».
Desde Euskadi se unían a la batalla campal por el ascenso los guerreros de Ipurúa, y se había sentado el escenario perfecto para arrancar la recta final de la temporada; tres equipos de Primera en una apretada pelea por la promoción. Es tan típica la continua exclusión a las Islas Canarias desde la península que tan solo hay que remitirse al deporte para comprobarlo. Mientras los medios y los diarios hablaban de «Almería, Éibar y Valladolid», el Tenerife, con disimulo y sin hacer mucho ruido, se colocaba en zona de peligro y amenaza para los de arriba. Tanto que, a día de hoy, ya es considerado un candidato al ascenso directo tras desbancar al Pucela a la cuarta posición. De moraleja nos quedamos, por lo menos, con que no debemos hacer caso a Dickens. Y, ya de paso, tomamos nota a la hora de tener más en cuenta a nuestros amigos canarios. Nos quedan 14 jornadas de emoción y tensión en Segunda. Nos esperan tres meses de locura hasta contar el ascenso de dos de estos cuatro equipos que están protagonizando esta edición de ensueño.
La explosión del All-Star
Tardó, pero ya está aquí. Y ha explotado tanto que es ahora el líder en solitario de Segunda. Como si de un combate de boxeo se tratase, fue derrotar al Almería y destronar al hasta entonces líder de Segunda. El Dream Team de La Liga SmartBank, después de ser cuestionado y puesto bajo la lupa, ha logrado hacerse su correspondiente hueco en la clasificación en su búsqueda por regresar a Primera. En parte, la culpa no es de todo ese despliegue de estrellas de plata. Es gracias a una historia de amor que nos robó a todos el corazón. Y más aún que cualquier película ñoña y escandinava de sobremesa. La historia de un pueblo arraigado a su equipo, de una villa vasca que contemplaba como su Éibar, después del primer ascenso de su historia, aguantaba siete años entre los grandes. Siete años de Messi o Cristiano visitando Ipurúa. Eso ya va en el ADN, y todo el elenco de jugadorazos que ha reunido Garitano es tan solo un adorno a la culminación de una obra deportiva que debe continuar en Primera División. Por justicia poética.
Siendo justos con el resto de los equipos de la categoría, es cierto asegurar que, en relación de la calidad individual y la colectiva, el Éibar se ve fuertemente aventajado por un derroche individual de sus grandes figuras que logra marcar la diferencia frente a otros rivales. Sin gozar de un despliegue táctico brillante y un juego dinámico y de toque, Garitano es consciente de lo que tiene. Y sabe como debe emplearlo. Únicamente hay que observar como el conjunto vasco es capaz de aguantar las oleadas ofensivas contrarias, que siempre será capaz de exprimir la jugosidad de sus jugadores. Contraataques exitosos que marcan resultados cortos pero efectivos. Eso, al fin y al cabo, también es obra del veterano Edu Expósito, líder indiscutible del equipo, o de jugadores ya preparados para dar el salto a Primera, como Álvaro Tejero, Corpas o Stoichkov, una de las figuras de lo que va de temporada. Guarden esos nombres, porque puede que de ellos nos acordemos como los hombres de la vuelta del Éibar a Primera. Eso sí, con un fuerte lavado de cara.
Del frenazo a la sexta marcha
Lo que mejor le venía a este Almería era una pausa de hidratación. Algo paradójico dentro de la climatología de la región andaluza, pero hasta el más estepario de los climas necesita una dosis de lluvia. La sequía de enero dejó al Almería sin liderato y, lo más importante, sin una grandísima ventaja que consolidaba al club rojiblanco en la primera plaza con un abismo de por medio hasta el segundo clasificado. Con una crisis marcada por la sucesiva pérdida de puntos tanto como local como a domicilio, y, sobre todo, por la ausencia de Sadiq a causa de la Copa África, los de Rubi quedaron desbancados totalmente del liderato y, en su momento, hasta el play-off. La explosividad del equipo quedó atrás, y los experimentos del entrenador catalán con el posicionamiento de Ramazani, entre otros, ante la desesperación por la falta de Umar, dejaron el potencial del Almería en estado crítico. Tocado, pero no hundido.
Volvió él. Volvió Sadiq Umar. Y, con él, los goles al Juegos del Mediterráneo. Y fuera de él. Ejemplo de ello fue la mágica noche que vivió la afición almeriense en Málaga. Una comunión total entre equipo e hinchada de las que agrandan el club. Recuperaron confianza los indálicos, y se tomaron el lujo de reclamar de vuelta la comodidad del ascenso directo. La calma después de la tempestad ha dejado a un equipo todavía más fortificado. Tres victorias consecutivas y la puesta en escena frente al Mirandés del que es posiblemente el once de gala de Rubi; los símbolos del renovado optimismo en Almería. Desde el regreso de Sadiq a la vuelta del mejor nivel de Akieme pasando por una brillante solidez defensiva que, sin embargo, se ve afectada por la reciente baja de Chumi, que se perderá lo que queda de temporada. Ni el Almería ascendió en diciembre ni perdió toda esperanza en enero. Hasta después de una desastrosa guerra quedan ruinas sobre las que reestructurarse.
En una nube por encima del Teide
En Tenerife no se lo creen. El orgullo, el trabajo y el esfuerzo han dado sus frutos. Sigilosos como ninguno, pero demoledores ante todo, el ‘Tete’ es ya el tercer posicionado de la clasificación a tan solo tres puntos del Almería, que marca el ascenso directo. Que venga quien quiera al Heliodoro, que nadie les va a bajar de esta nube que sobrevuela por encima del Teide. Todo apunta, además, que el límite de este equipo para nada está en lo alto del volcán. Harán falta más kilómetros de altura para indicar el techo del trabajo de un hombre con nombre y apellido que representa a toda una isla; Luis Miguel Ramis. Hay que remontarse a aquel derbi canario que inauguraba el año para hablar de la última derrota de este Tenerife, y es que el ascenso progresivo del equipo asusta a todo el que lo analiza. El Club Deportivo Tenerife es, sin lugar a dudas, uno de los equipos revelación de la temporada. Porque hacía años que los canarios no coqueteaban de este modo con el ascenso.
Garra y sudor. Esos son los pilares que sostienen la plantilla de Ramis. Con un despliegue defensivo que asemeja la defensa a una muralla. Desde Mellot a José León como grandes nombres de la línea de atrás blanquiazul, que sostiene la estabilidad del equipo desde la defensa. El último encuentro frente al Ibiza, además de reflejar el compromiso de una afición tinerfeña que inunda el Heliodoro de ilusión, representa también las grandes fortalezas del equipo. La portería a cero número trece de Juan Soriano, en añadido al doblete de Mario González y su recompensa con su consideración como MVP de la jornada 28 son tan solo unos datos que aportan algo más a lo superficial del deporte. A la punta del iceberg. Del juego que desprende el Tenerife no se observa un único líder, se ve la notable influencia del intocable Álex Corredera en la medular como engranaje principal. Arriba, es imposible que falte gol con Shashoua, Enric Gallego y un Elady Zorrilla imparable, en añadido a un Bermejo con la flechita para arriba. De menos a más, pero siempre con la tendencia a la mejora. A la madurez de un equipo que crece partido a partido. A la chita callando, podremos hablar de la temporada del Tenerife no solo por méritos deportivos, sino también por la reunión de una afición que avanza con el equipo, sin ceder.
Volver a las andadas
El Real Valladolid cierra la lista de las candidatos al ascenso (por ahora) en la cuarta posición, empatado a puntos con el Tenerife. Tuvo en sus manos el liderato, lo saboreó por momentos, pero pecó de estar presionado ante la situación, y los tropiezos le sitúan ahora a cuatro puntos del líder. Grandes nombres, soberbio entrenador, una afición que nunca se rinde y, la guinda del pastel, un juego de posesión y toque que rompe con los estándares de Pacheta. El burgalés vio en la plantilla del Pucela los ingredientes perfectos para establecer un estilo de juego no habitual en sus anteriores equipos. Que el equipo castellano sea de los equipos que más área rival pisa no es coincidencia. Abanderando la valentía y la disposición ofensiva por encima de la cobardía. Entretenimiento por encima de todo. Porque esto es fútbol, y quien no arriesga no gana.
Uno de los equipos más valientes ofensivamente de la categoría se ve afectado, propiamente, de dicha valentía. Tras una racha de imbatibilidad que rompió incluso los récords históricos del club, el Pucela se está volviendo a ver afectado por una inestabilidad defensa-ataque que contrasta la situación del equipo. Cuando la defensa está bien, arriba fallan los goles. Y cuando más se atreve el equipo, más huecos encuentra el rival para penetrar. Dicho esto, quedarnos con el lado positivo de este Pucela es lo mejor que podemos hacer. Arriba, mires por donde mires hay una daga que amenaza continuamente la defensa de todo equipo de Segunda. A Toni Villa, cuyas últimas actuaciones están siendo brillantes, se le añaden los goles de una dupla galáctica con Shon Weissman y Sergio León. En la elaboración, el centro del campo revelación de la temporada; Roque Mesa y Álvaro Aguado desprenden magia allá por donde pisan, cubriendo todas las zonas del campo. Las incorporaciones de Iván Sánchez, Morcillo o Monchu, ex Girona, solo pueden hacer crecer a un equipo que busca con desparpajo volver a engancharse del todo a la zona de arriba. Juntar todos estos componentes no puede salir mal, pero todo tropiezo cuenta. Y, al final, el ascenso se lo lleva quien está preparado para todo tipo de noches de fútbol y emoción. Un Pucela cuya obligación es estar a la altura de su afición. El play-off no es una opción.
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