Bouldini, un 9 al que agarrarse

Tercer equipo que menos pisa el área rival y que menos posesión acumula; cuarto que menos tira, quinto que menos centra. Como consecuencia también el cuarto que menos peligro ha generado, pese a ser también el cuarto que más penaltis ha tirado. Fuenlabrada, este año, no parece un paraíso diseñado para delanteros, pero el equipo los necesitaba como el comer. El problema estaba más que identificado y la dirección deportiva se puso manos a la obra en busca de alguien que cambiase la situación. Ahí llegó, sin mucho ruido y sin despertar mucha ilusión el que fuese máximo goleador de la segunda portuguesa en la 20/21: Mohamed Bouldini.
Números potentes de generación propia
Sin muchos minutos en el actual décimo clasificado de la máxima competición portuguesa, al delantero marroquí no le quedó otra que buscarse una cesión para no quedar relegado a ver el juego desde el banquillo. Para el delantero africano debió de ser duro, se había ganado con creces llegar al primer escalón. 14 goles avalaban su buen hacer y el Santa Clara decidió apostar por él en su proyecto en Liga Nos, pero nunca llegó a ser titular. De hecho, promedió 17 minutos por partido en un total de 9 veces que logró aparecer. Sin más remedio, volvió a la plata, pero esta vez en España, en Fuenlabrada.
Aquí, en nuestra Segunda, ha encontrado la estabilidad prometida. 9 titularidades consecutivas desde que debutase el 22 de enero, y ha respondido con creces. Se ha saltado los procesos de adaptación y ha puesto algo de esperanzas en la salvación. Los números del equipo siguen sin ser los esperados, pero hay un clavo al que agarrarse. Solo 15 goles había anotado el Fuenlabrada en las 23 jornadas que no participo Bouldini, una media de 0,65 goles por partido, números muy lejanos a lo que debía ser un equipo competitivo. Desde que el marroquí se enfunda la camiseta azulona la media ha sido de gol por partido y gran parte de la culpa la tiene él. Y si digo esto es porque el Fuenla en la construcción del juego no ha vivido una gran revolución, sigue costándole en demasía generar peligro. Pero ahora balón que vuela, balón a la cazuela. 16 tiros ha necesitado Bouldini para marcar 4 goles y colocarse como segundo máximo artillero del equipo. Además, también ha generado un penalti, lo que le hace tener participación en 5 de los 9 últimos goles del Fuenlabrada.
Una referencia potente y voraz
El equipo ha encontrado en él una referencia que desde su 1,84 es capaz de forcejear y disputar con quién sea necesario para garantizar, al menos, que la defensa descanse y se aleje de su portería. Su físico fuerte, pero no tosco, lo convierte en un jugador bastante ágil en los movimientos dentro del área. Es difícil de marcar, se mueve de manera inteligente, aparece y desaparece de la visión de los defensores de manera pasmosa y así, si huele sangre ataca la posición del balón antes de que su marcador logré ubicarlo. Esa fortaleza física se vuelve una gran herramienta si te gana la posición y es que, como hemos dicho, está capacitado para chocar con cualquiera y tiene recursos para castigarte si le concedes una ventaja.
Ha demostrado tener un amplio abanico de herramientas a la hora de finalizar y es que, en tan solo cuatro goles hemos podido ver una chilena, un testarazo y un gol con cada una de las dos piernas. A Bouldini quizás le falta algo de finura en la construcción y mejorar la toma de decisiones cuando se ubica fuera del área, pero dentro de ella es voraz. Perfecto para un Fuenla que sufría la carencia de gol. Veremos si es suficiente para que el Fuenlabrada logre la permanencia, pero si a Bouldini la oportunidad no le llega al volver a Portugal tras su cesión estoy seguro de que más de un club en La Liga Smartbank estará dispuesto a abrirle sus puertas.
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