Joni Montiel, el triunfo de la perseverancia

Se suele decir que la insistencia tiene premio. Y si alguien tiene dudas que le pregunte a Joni Montiel. Cuando las cosas no van bien hay que analizar la situación y darse cuenta de los fallos. Joni lo hizo, los asumió y trabajó en silencio para superarlos. El madrileño le ha dado la vuelta a su situación y ha pasado de ser intrascendente y estar a punto de irse en invierno, a ser vital para el equipo asturiano partiendo desde el banquillo. Ziganda le dio la oportunidad y, ahora, disfruta de minutos asiduamente y está contribuyendo en los logros del conjunto azul. Sin ir más lejos, su gol el pasado domingo les permite pasar la semana en puestos de playoff. Mejor premio, imposible.
De olvidado a importante
Quién le iba a decir a Montiel que aquel 20 de febrero en El Plantío sería el punto de inflexión de su estancia en Oviedo. El destino quiso que fuese ante el único equipo en el que salió de partida, el Burgos. Ziganda le concedió 20 minutos y, ante la sorpresa del público, sus minutos fueron de calidad. Desde entonces, el mediapunta ha jugado en todos los partidos, siempre saliendo desde el banquillo.
Fue sorpresa para el público pero no para Ziganda, que llevaba tiempo viendo cómo entrenaba. Montiel entendió aquellos conceptos por los que no jugaba y consiguió corregirlos a tiempo, para ayudar al equipo en la recta final del campeonato. El propio jugador lo reconoció en una entrevista a “La voz de Asturias” y admitió las dificultades que sufrió al llegar a una ciudad nueva lejos de su familia.
“Al principio me costó mucho, igual no interpretaba bien el mensaje del míster”
Desde aquel encuentro ha contado con la confianza del técnico y sus números son más que notables. Prueba de ello es que ha jugado casi lo mismo en los últimos siete encuentros (177 minutos) que en los 27 anteriores (219). Además ha conseguido materializar su buen hacer en el campo con goles y asistencias. El último para dar la victoria al Oviedo en El Cartagonova, impulsándolo hasta la sexta plaza.
Una de las claves de su cambio radical es el trabajo defensivo, un aspecto vital para el Oviedo de Ziganda. Durante la primera parte de la temporada, Montiel no realizaba esa ayuda como hace en el presente. Descuidaba más su marca y el conjunto azul sufría por su banda. Ahora, cuando entra al campo, es más generoso en los esfuerzos y comprende mejor su situación sobre el terreno de juego. Además interpreta mejor los espacios y se ofrece para facilitar las transiciones ofensivas.
También ha madurado a nivel mental y hace lo que pide el encuentro. Antes, salía revolucionado y acababa diluyéndose en duelos absurdos con los rivales. Su recuperación tiene mucho mérito porque en invierno todo apuntaba a su vuelta al Rayo Vallecano, pero el propio jugador fue el que insistió en quedarse para revertir su situación. Y el tiempo le ha dado la razón.
Un revulsivo de lujo
A nadie le sorprenderá ver a Joni Montiel saliendo al terreno de juego desde el banquillo. Posiblemente ni al propio jugador, que se ha acostumbrado a que a lo largo de su carrera siempre haya sido así. Ya en su etapa en el Rayo era un asiduo saliendo en las segundas partes y su periplo en Oviedo no ha hecho más que confirmarlo. Montiel, por unas razones u otras, es un jugador para revolucionar los encuentros, al menos para sus entrenadores. Eso sí, en el Oviedo es un revulsivo de lujo.
Ahora Joni disfruta en el campo, y los aficionados desde sus butacas viéndole jugar, porque el mediapunta posee una serie de características carentes en la plantilla azul, que se potencian en los últimos minutos cuando el cansancio hace mella en los rivales y surgen los espacios. Ahí aparece la clarividencia de Montiel para romper líneas rivales y generar peligro.
El jugador parte siempre desde la banda derecha hacia dentro. Ahí ha encontrado su hueco, ya sea en el 4-3-3 o en el 4-4-2. Y sus pases diagonales en profundidad son una fuente constante de peligro. Su dominio del balón parado también es un factor interesante para darle entrada. El conjunto carbayón destaca por su fortaleza en este tipo de acciones y contar con un lanzador de su nivel en los últimos minutos es un plus. Aun no lo ha exprimido al máximo, pero ya ha dejado una asistencia en la estrategia.
A pesar de su gran rendimiento en las últimas jornadas, salvo sorpresa, seguirá siendo suplente. Este fin de semana fue una buena oportunidad para comprobarlo, pues Viti estaba tocado y Montiel era el principal candidato a salir de inicio, pero finalmente Ziganda se decantó por un Sangalli que está muy lejos de su mejor versión. El técnico navarro le prefiere fresco para la última media hora, donde sabe que con sus grandes condiciones técnicas y su gran disparo puede ser peligroso.
Con su cesión, Montiel buscaba curtirse y seguir creciendo y, tras superar el bache inicial, ahora es más maduro y tiene entre ceja y ceja repetir el hito del año pasado: el ascenso a Primera.
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