Le Tour de Eder

¿Y si las victorias no son el verdadero triunfo en el mundo del fútbol? Nos han enseñado a ser resultadistas, y lo somos. Lo somos a la hora de hacer actividad física, cuando estamos estudiando y cuando nos marcamos cualquier otro objetivo. Lo somos porque, desde pequeños, nos han enseñado a guiarnos por resultados. ¿Alguna vez saliste a correr por mero disfrute sin intentar disminuir el ritmo de la última vez? ¿Alguna vez fuiste a un examen sin intención de sacar como mínimo un cinco? Pues sí, en definitiva, eres un resultadista más.
El mundo del deporte en este sentido es igual o incluso más radical. Los deportistas y equipos se mueven por victorias y derrotas, al igual que sus aficionados. Sin embargo, muy pocos afortunados están exentos de esta presión y se dedican a disfrutar de la esencia del deporte. Casualmente los futbolistas más veteranos son los que valoran todo lo que rodea el fútbol más que el propio resultado. Estos son los que, por lo general, tienen un mayor acercamiento con los aficionados y los que terminan siendo recordados tras su paso. Manu García en Álava, Juan Carlos Valerón en Coruña o Joaquín en el barrio sevillano de Heliópolis pueden ser tres grandes ejemplos de ello.
Eder Sarabia, actual entrenador del FC Andorra y apasionado del ciclismo, puede presumir de haber calado en las aficiones de UD Las Palmas, Real Betis y FC Barcelona al mismo tiempo que ascendía a velocidad sprint en su trayectoria como entrenador. Fútbol, ciclismo y disfrute en estado puro.
Contrarreloj: velocidad de canario
La primera etapa del entrenador vizcaíno se fraguó en la isla de Gran Canaria cuando Quique Setién relevó a Paco Herrera en el banquillo de la UD Las Palmas. El técnico cántabro apostó por él, actuando como segundo entrenador hasta el fin de su etapa con el FC Barcelona.
No corrían buenos tiempos en Gran Canaria, cuando Setién y Sarabia cogieron al equipo como colista con apenas cinco puntos en su casillero tras ocho jornadas disputadas. Sin embargo y para sorpresa de muchos, lograron ascender hasta el Pico de las Nieves -el más alto de la isla- sin grandes apuros, llegando a rozar posiciones europeas para finalizar entre el pelotón de la competición.
Como en toda etapa ciclista, tras la subida a una alta montaña después toca un amplio descenso hasta llegar al punto de partida. Y así fue, la segunda temporada al mando de la UD Las Palmas finalizó con tan solo dos victorias en los diez últimos partidos, que dejaron al cuadro canario muy cerca del descenso a Segunda División. Como se diría en terreno francés le bus, de los últimos pero a tiempo.
Media montaña: de las cordilleras Béticas a Europa
La ciudad de Sevilla fue el siguiente destino para Eder Sarabia, que repetiría banquillo junto a Quique Setién, siendo el Real Betis el club que apostaría por ambos entrenadores. El conjunto verdiblanco buscaba regresar a las posiciones nobles del fútbol español, tras una década en la que la irregularidad acechó el barrio de Heliópolis.
No tardaría en hacerse notar el cambio del ciclo del club, cuando en su primera temporada el equipo verdiblanco regresaría a la UEFA Europa League tras quedar en sexta posición, asentando en el club y su afición la ambición de un equipo vencedor.
No se quedaría atrás su segunda temporada. Pese a quedar fuera de posiciones europeas a final de temporada, el cuerpo técnico logró vestir con el maillot verde tras dar una buena imagen en Europa y quedándose a las puertas de la final de la Copa del Rey.
Puerto de montaña: gran altura, pero sin vértigo
La gran imagen dada en la etapa anterior hizo que el FC Barcelona contratase los servicios de ambos entrenadores. La eliminación en la Supercopa de España supuso el final de Ernesto Valverde al frente del club blaugrana. Un reto ambicioso para ambos que se ponían al frente de uno de los mejores equipos del país.
No todo salió como se esperaba. La eliminación copera en el último minuto frente al Athletic Club, y el segundo puesto en la competición liguera, hicieron que el objetivo primordial fuese la Champions League. Sin embargo, una contundente caída antes de llegar a la meta frente al Bayern de Múnich sentenció al cuerpo técnico, cerrando el final de la tercera etapa con un sabor agridulce.
Maillot amarillo: líder en solitario
Sin lugar a dudas, el técnico vizcaíno se convirtió en el actual Jonas Vingegaard en su llegada al FC Andorra. Su llegada en febrero en sustitución a Nacho Castro supuso un cambio radical en la historia del club pirenaico.
Pese a que esa temporada se mostraba atípica debido al cambio estructural de la competición, el club andorrano logró acceder de forma directa a la segunda fase ascendiendo automáticamente a la nueva Primera RFEF. Sin embargo, el sprint del club no acabó ahí. Tras realizar una magnífica segunda fase donde solo cedió cinco puntos, el club certificó su clasificación para unos Play Off de ascenso a Segunda División de los que serían apelados en la prórroga a manos del filial de la Real Sociedad.
No sería hasta la temporada siguiente cuando Eder Sarabia y sus pupilos visualizaron la Segunda División como si de los Campos Elíseos se tratasen. Una gran actuación en el Estadi Nacional y una mínima ventaja respecto a sus rivales más directos sirvió al conjunto tricolor para ascender por primera vez en su historia a la segunda categoría del fútbol español.
Eder se vistió con el maillot amarillo que lo convierte como líder y constructor de un FC Andorra que quiere ascender hasta lo más alto del fútbol español. Sin lugar a dudas, el ciclismo y el fútbol nunca estuvieron tan cerca.
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