José Gragera, poco ruido y muchas nueces

A sus 22 años, José Gragera está comenzando a hacer aquello que se presuponía de él: dominar el centro del campo del Real Sporting. Tras llamar la atención en el filial y tener la oportunidad de jugar cinco partidos con el primer equipo entre la 18/19 y 19/20, Gragera asumió de golpe un rol de titular con el inicio de la 20/21. Con un mentor inigualable a su lado como era Javi Fuego, ambos formaron un sólido centro del campo en aquel Sporting de David Gallego que tan cerca estuvo de colarse en el playoff después de 40 jornadas en los puestos de privilegio.
Una promesa irregular
Alto, con planta y elegante. José daba la sensación de no tener sangre en sus venas, todos sus movimientos eran fríos y calculados. Siempre al límite, de esa clase de jugadores que hacen que los aficionados se muerdan las uñas y se tapen los ojos cuando ven al rival presionar la salida de balón. Pero la mayoría de veces le salía bien. Sin mucha velocidad ni un físico especial, todo lo sustenta en un excelente posicionamiento y lectura de juego. Una pieza que generaba mucha ilusión, convocado por la selección sub-21, pero que, por h o por b, no acababa de explotar.

Gragera, dominando la medular sportinguista | Foto: La Liga
El COVID afectó a José en el aspecto deportivo. Tras haber superado la enfermedad, el centrocampista sufrió el síndrome de Raynaud. Esta secuela hacía que la sangre no le regase bien hasta las manos, sintiendo cosquilleos y llegando incluso a ponérsele las manos amarillas o moradas, tal y como él afirmó en una comparecencia. A partir de ahí, su nivel dio un bajón considerable casi a la altura de la caída en picado que dio el Sporting en esta última temporada. Tal fue el caso, que un Christian Rivera sin rodaje alguno y tras meses de lesión se hizo con el puesto de Gragera.
Cambio de ruta con el ‘Pitu’
Si bien la pérdida de rendimiento del club fue acompañada por la de Gragera, a la inversa funcionó de igual manera. La llegada de Abelardo devolvió al gijonés la confianza con cuatro partidos muy completos, incluyendo un gol de cabeza en el trascendental partido ante el Girona. Ahora, ya con el Sporting habiendo dado un giro de 180º, está siendo pieza fundamental del buen hacer de los rojiblancos en este inicio de temporada. Dos goles, preciso a la hora de elegir y dividir, clave en fase defensiva, inteligente en el posicionamiento e imperial en los duelos. De manera sigilosa pero imponente, el salto que la afición esperaba de él va por el camino de cumplirse.
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