El Real Oviedo no está siendo de momento ni la sombra del equipo que, a estas alturas de la temporada pasada, presentaba su candidatura como claro aspirante a ocupar el play-off. Un inicio repleto de dudas que terminó propiciando el desembarco de Álvaro Cervera en la capital asturiana, puede ser el motivo principal para explicar la caída repentina de un equipo que, ahora mismo, transita en la parte media de la tabla con su destino todavía por resolver; aunque la ausencia de piezas importantes también está lastrando en exceso a un equipo que, esta temporada, apenas ha podido contar con su futbolista más determinante: Borja Sánchez, la estrella que espera con paciencia la orden de Cervera para brillar.

Cautela ante la necesidad

Borja Sánchez ha encadenado hasta cuatro lesiones este año, que han reducido su participación con la camiseta del Real Oviedo de manera ostensible. Las continuas recaídas que ha sufrido han terminado por instalar una incómoda sensación de recelo en el entorno carbayón. Y es que, aunque ha recibido el alta médica, Álvaro Cervera no tiene ninguna intención de acelerar su proceso de reincorporación. El salto a la titularidad aún no se ha producido. Borja Sánchez ha actuado como recambio de lujo en los dos últimos partidos desde su vuelta a la dinámica de entrenamientos, pero todavía se percibe que aún debe reencontrarse con su versión más óptima para volver a convertirse en ese centrocampista de talento inconmensurable; ese mago de trucos inagotables capaz de sacarse un conejo de la chistera en el momento más inesperado para levantar a todos de sus asientos.

El Real Oviedo se ha encomendado hasta el momento a la irrupción de futbolistas como Koba Leïn o, directamente, a una línea de centrocampistas dotada de mucha fuerza en la que no sobresale el factor diferencial para realizar las tareas de creación; pero la sombra de la ausencia de Borja Sánchez parece demasiado alargada por momentos. Nadie es imprescindible en esta vida, se suele decir, aunque en el entorno carbayón la vida se tiñe de otro color tendente a lo grisáceo cuando no está ese futbolista incisivo, que pisa área abriendo caminos inexplorados hacia la portería contraria al tiempo que desata el caos en la frontal.

Hasta que no lo vea bien de verdad, no contaré con él. No es un revulsivo, es un jugador importante»

,explicó Cervera ante los medios de comunicación en una de las últimas sesiones de entrenamiento, como una manera de lanzar un mensaje de cautela ante los continuos reclamos de la afición por ver a ‘El Mago del Requexón’ de nuevo sobre el césped del Carlos Tartiere. El técnico de Malabo, admirador ferviente de Borja Sánchez desde su etapa como entrenador del Cádiz, prefiere no tomar riesgos, menos aún en un tramo clave de la temporada: sabe que tiene una estrella en Borja Sánchez y, como cualquier estrella, necesita esperar su momento indicado para brillar con fuerza.