Ascendidos a la altura de la competición

Competir nunca fue fácil. Nunca lo fue, debido al constante enfrentamiento con uno o múltiples rivales que te obligan a tratar de ser mejor que ellos para lograr el mismo objetivo. En el caso del fútbol, es claro: tres puntos. Perder es lo normal y se debe asumir. Lo es porque en la competición existe un contrario, el cual es sinónimo de dificultad, y ello puede llevarnos a cometer un error minúsculo que puede, o no, sentenciar un partido. Aceptar que los jugadores van a errar en varias ocasiones semana tras semana. Errores y aciertos que suceden indefinidamente durante los noventa minutos entre dos equipos que se intercambian golpes en busca de un gol. En eso se basa el competir.
Tal circunstancia se incrementa si partes con cierta desventaja respecto a tus rivales. Los tiempos han cambiado y el fútbol no es el que era. Clubes con un mayor poderío económico y respaldados por una amplia masa social que acaparan gran parte de la expectación total, mientras otros equipos más humildes buscan hacerse un hueco en un mar lleno de tiburones. Es por ello que los recién ascendidos de la categoría de bronce están predestinados a luchar por una agónica salvación que en numerosas ocasiones no termina por suceder. Competir con clubes históricos y asentados en el fútbol profesional nunca fue fácil, pero tampoco imposible.
Fieles, como objetivo, tranquilos, como resultado
Racing de Santander, FC Andorra, Albacete Balompié y Villarreal CF “B” han sido los últimos en lograr un ascenso desde el escalafón inferior. No obstante, son remarcables por la gran temporada que están haciendo hasta la fecha, evadiendo en términos generales las posiciones de descenso y teniendo muy cerca su presencia en la próxima temporada.
Un acontecimiento que no ocurriría desde 2012, año en el que CD Lugo, SD Ponferradina, CD Mirandés y Real Madrid Castilla certificaron su permanencia en la categoría de plata tras ascender desde Segunda División B. Desde entonces, siempre ha habido al menos un club que regresaba a la categoría de bronce al no haber estado a la altura del fútbol profesional. Al igual que hace una década hubo pleno de permanencias, también es reseñable las temporadas de 2017 (FC Barcelona “B”, Cultural Leonesa y Lorca FC) y 2020 (UD Logroñés, CD Castellón y CE Sabadell), donde tres de los equipos que ascendieron a la Liga Smartbank regresaban al tercer escalafón sin pena ni gloria.
Asimismo, es destacable como tan solo el conjunto cántabro ha sido el único de los cuatro en pisar la zona roja esta temporada. Una situación que perduró durante nueve jornadas producida por un mal comienzo de temporada que conllevó el posterior despido de Guillermo Romo como técnico del club santanderino. Mientras tanto, Villarreal CF “B”, FC Andorra y Albacete Balompié se han mantenido en la zona tranquila durante toda la temporada sin presenciar un verdadero riesgo por caer a las últimas posiciones.

Los jugadores del Racing, en un entrenamiento | Foto: Real Racing Club
Todos ellos han tenido un proyecto de trabajo basado en la fidelidad a su estilo de juego, siendo una propuesta valiente y ofensiva respecto a equipos de otras temporadas. La construcción lenta del juego basada en una larga posesión de Eder Sarabia; la verticalidad de Miguel Álvarez; y la facilidad para adaptarse al cambio en función del partido por parte de Rubén Albés han sido unas propuestas difíciles de implantar que han terminado por dar sus frutos.
La Primera RFEF como causante
Cuatro equipos que fueron los primeros en ascender desde la novedosa Primera Federación. Competición que dejaba atrás a una Segunda División B que acogía a 80 equipos con una amplia diferencia deportiva y económica, a favor de una competición más equiparable, la cual acogía a los 40 mejores. Esta revolución tenía como destino mejorar la competitividad en el tercer escalafón para que, del mismo modo, los equipos ascendidos estuviesen más preparados a la hora de competir en la Segunda División. Objetivo más que satisfactorio para cuatro equipos que supieron sufrir la pasada campaña para obrar el ascenso, al mismo tiempo que perdían el miedo antes de enfrentarse a una categoría más que robusta en todos sus aspectos.
Rememorar Mallorca, objetivo manchego
El ejemplo más claro ha sido el del Albacete Balompié, club que está en la boca de todos los aficionados de la competición al ser un recién ascendido asentado en los play-off a falta de diez jornadas. Un hecho que deja entrever el gran trabajo de un cuerpo técnico reflejado en una plantilla basada en el trabajo, la humildad y la ilusión por un histórico ascenso exprés.

El Albacete celebra un gol en su último partido | Foto: Albacete Balompié
Este Alba que hace recordar al RCD Mallorca de 2019, que se metió en los play-off tras regresar de la categoría de bronce, certificando su ascenso a Primera División tras remontar un 2-0 al RC Deportivo de la Coruña en Son Moix.
Múltiples aspectos y condiciones que dan un giro de vuelta a lo que se estaba viviendo en las últimas temporadas. Los “nuevos” quieren quedarse, quieren hacer soñar a sus respectivas aficiones con una estabilidad en la Liga Smartbank que les brinde un futuro de júbilo y opciones por pelear por estar entre los mejores. Por suerte, para todos, hay cosas en el fútbol que vuelven a ser lo que eran.
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