Peligro: amenaza descenso

Siete son los equipos que llegan a Abril en peligro ‘real’ de terminar la temporada con un indeseado descenso. Algunos, eso sí, lo hacen con cierta ventaja, pero una que no les permite poder relajarse ni dar por conseguida dicha permanencia. Con objetivos variopintos a inicio de temporada, el desarrollo de los acontecimientos les ha colocado ante este reto que deben intentar solucionar en el tramo final de campaña.
El Real Oviedo, a confirmar su mejoría -por Javier Viso-
La recta final en Segunda División suele venir acompañada de sorpresas. Y el Oviedo pretende evitarlas a toda costa. Con 39 puntos y un margen de cinco respecto al descenso, los de Cervera tienen muchas posibilidades de conseguir la salvación, un objetivo que dista mucho del marcado al inicio de la temporada. Tras mantener el bloque que tan buenos resultados dio el curso pasado, los azules se decantaron por Bolo para volver a luchar un año más por ese playoff que se había quedado tan cerca. Pero todo empezó mal desde el principio.
En pretemporada se inició una plaga de lesiones que continúa vigente en la actualidad y que no ha permitido a ninguno de los dos técnicos tener continuidad. Piezas clave que han estado paradas mucho más de lo esperado. A eso hubo que añadirle un rendimiento deportivo en general muy por debajo de lo previsto, que provocó el cese de Bolo. Con Cervera el asunto mejoró notablemente, pero aún así los azules siguen teniendo muchas dificultades para lograr la victoria. Y en las últimas semanas, más aún.
Tras un mes de febrero a la deriva, en el que se pasó de pensar remotamente en el playoff a angustiarse por la zona baja, el Oviedo parece haber recuperado el rumbo y sus últimos dos partidos son para estar tranquilos. Los carbayones debían dar un paso al frente ante dos salidas consecutivas, mientras que sus rivales directos -entre ellos la Ponferradina- disputaban dos seguidos en casa. El panorama no invitaba al optimismo, pero los de Cervera lograron una trabajada victoria en Butarque (0-1) y pudieron lograrla también en Los Cármenes el pasado domingo, pero la falta de acierto y alguna que otra decisión arbitral polémica lo impidieron.
El Oviedo ha vuelto a ser ese equipo característico con Cervera a los mandos. La solidez defensiva vuelve al ruedo (solo un gol encajado en los últimos tres encuentros) y se mantienen compactos, con las líneas muy juntas y realizando incontables esfuerzos en las coberturas. La vuelta al once de algunos jugadores importantes como David Costas, Borja Sánchez y Hugo Rama también ha ayudado. El central, junto a Calvo, conforma una pareja de garantías; el canterano ha devuelto el sentido al ataque; y el gallego aporta mucho en esa presión que pide Cervera.
Tras la vuelta a la competitividad, el míster solo puede pedirle una cosa más a los suyos: materializar. Los azules siguen acusando ser el equipo menos goleador de la categoría y eso se nota en la clasificación. Mantener esa solidez atrás y sumarle más goles harían la mezcla perfecta para asegurar la salvación sin excesivos apuros, pero la tarea no es nada fácil. Y menos para un equipo que acumula 33 jornadas sin anotar dos goles.
Tras superar dos envites fuera de casa, el Oviedo volverá a jugar como local este sábado ante el líder, el Eibar. Y después visitará Gran Canaria. Partidos, a priori, muy complicados en los que puntuar se antoja clave antes de encarar la recta decisiva. Y tras volver de las islas, empieza la verdadera liga de los azules.
El equipo carbayón cuenta con la ventaja de jugarse la salvación ante muchos rivales directos en el Carlos Tartiere. El feudo carbayón someterá a una dura prueba a cuatro equipos que tienen las mismas aspiraciones que los ovetenses: la permanencia. Lugo, Ponferradina, Zaragoza y Racing son los invitados estrella y, de vencer al menos a tres, la salvación estará prácticamente garantizada. En esos encuentros no solo estarán en juego los tres puntos, sino también el golaverage, que en última instancia puede ser decisivo. Los asturianos no perdieron ante ninguno en la ida, por lo que en caso de ganar el botín sería mucho mayor.
Fuera de casa la situación se vuelve menos optimista, al menos sobre el papel. Tras visitar Gran Canaria la segunda semana de abril, la siguiente salida vuelve a ser a una isla, en este caso balear. En Can Misses el Oviedo tendrá una nueva oportunidad -tras jugar contra el Lugo una semana antes- de enterrar a otro equipo definitivamente. Y los últimos dos enfrentamientos lejos del Tartiere, dos encuentros de alto voltaje. En la jornada 40 el equipo de Cervera se enfrentará a su eterno enemigo -y rival directo por la permanencia-, el Sporting. Y en la última, en la que puede decidirse todo, a un Levante que podría estar jugándose el ascenso directo.
En definitiva, el Oviedo tiene un final de curso exigente, pero cuenta con unas ventajas que deberían ser definitivas. La primera, y más evidente: los cinco puntos de ventaja son un buen colchón respecto a esos puestos de descenso. Con 27 puntos aún por disputarse, conseguir tres victorias obligaría a los rivales a tener que sumar más de la mitad que está en juego, y eso, a estas alturas, no es nada fácil.
Y la segunda, y no menos importante: cinco de los nueve encuentros serán en el Carlos Tartiere. A cualquiera le gustaría jugarse la salvación con su gente, y los carbayones lo tienen en su mano. Tener a más de 13.000 personas apretando siempre ayuda, pero habrá que controlar las emociones para que esa ventaja no se vuelva en contra: no sería la primera vez que los nervios y la sobreexcitación juegan una mala pasada.
El Real Sporting, caminando por el alambre -por Samuel Osorio-
Con nueve partidos aún por disputarse, el Real Sporting se ve un año más sumido en la lucha por evitar la zona roja. Sin encontrar todavía el estilo ideal de Miguel Ángel Ramírez, los asturianos parten esta última rampa final con 38 puntos, marcando la zona de salvación y cuatro puntos por encima del descenso. Tal y como sucedió en la 21/22, el histórico club gijonés atraviesa un momento delicado en cuanto a puntuación, muy lejos del objetivo deseado a principios de temporada.
Con la nueva dirección al frente del Sporting las expectativas fueron muy ambiciosas, poniéndose el playoff como objetivo de la temporada según los nuevos dirigentes. Tanto es así que Abelardo fue despedido a mitad de curso por discrepancias respecto a ese objetivo (entre otros motivos) y el nuevo inquilino del banquillo de El Molinón, Miguel Ángel Ramírez, llegó manteniendo ese mensaje de ambición. Ambición que ha tenido que ir moderando una vez se fueron dando los resultados.
Sin duda, la situación deportiva es delicada. Con varias semanas sin conocer la victoria, algún que otro conflicto extradeportivo y el abismo del descenso acechando, el Sporting está viendo con malos ojos el final de temporada que le espera. Aún sin dar con la tecla respecto al estilo, con innumerables cambios tácticos y de piezas y resultados negativos, el ambiente se enrareció bastante en estos últimos partidos. Si bien es cierto que las lesiones no están acompañando, las actuaciones desplegadas en el verde en muchas ocasiones distaron de lo que un equipo competitivo debería mostrar en el terreno de juego.
Críticas que recaen en especial a la actitud de algunos jugadores, más allá de su calidad. Una cierta sensación de apatía que en los últimos dos choques parece estar revertiéndose con actuaciones más dignas y sacando un poco de carácter para tratar de darle vuelta. Así se vio en Gran Canaria este fin de semana cuando, pese a quedarse media hora con uno menos y perder la ventaja en el marcador, el equipo no dio signos de debilidad, sin conceder apenas ocasiones e incluso estando más cerca del 1-2 gracias a dos acciones de Carlos Izquierdoz. Sumado al punto cosechado en El Plantío, con portería a cero incluida, se podría pensar en un atisbo de cambio de ritmo de cara a coger aire para el sprint final.
De cara al mes de abril que se nos viene, el Sporting tiene cinco citas vitales para poder tomarse el mes de mayo con sosiego. En concreto, tres encuentros en El Molinón – Enrique Castro “Quini” y dos a domicilio. Eso sí, los rivales no serán sencillos (si bien ninguno de la categoría lo es), empezando ya por este mismo domingo. Será el Granada quien visite Gijón y se encuentre a un conjunto que no podrá contar con los centrales Marsà, Izquierdoz e Insua, todos ellos por sanción, y que tendrá que improvisar una defensa que no habrá probado anteriormente ante un rival de la máxima exigencia. Sin duda, una prueba de toque para demostrar si realmente se está produciendo un cambio de mentalidad que pueda repercutir en el césped, quizá con la inestimada ayuda, una vez más, del templo del fútbol asturiano y su afición.
Tras ese gran escollo, visita al UD Ibiza, que se encuentra en puestos de descenso y ha de ser una fecha marcada en rojo en el calendario de Miguel Ángel Ramírez ya que de sacar los tres puntos en las Baleares se rompería la increíble mala racha sportinguista fuera de casa y se respiraría con mucha más tranquilidad. Después, otro invitado incómodo como lo es el Deportivo Alavés, un viaje a Cartagena y la visita del CD Lugo para cerrar un mes exigente y no apto para aquellas personas que sufran de corazón, aunque la procesión vaya por dentro. En resumen, un mes crucial para evitar llegar con el agua al cuello y jugándose la vida en partidos a corazón abierto como el derbi asturiano o la visita de la Ponferradina en la jornada 42.
Atendiendo a la plantilla, no se entiende que se esté tan abajo y que no haya habido aún esa reacción necesaria para revertir la situación. Sin embargo, cosas peores se han visto y más en esta categoría, indescifrable e imprevisible por definición. Por historia, por afición, por estadio y por escudo, el Sporting está más que capacitado para salir de la quema y poder tomar aliento. Nueve puntos de 15 posibles es un objetivo marcado si se quiere esa tranquilidad, y en vistas al calendario es posible conseguirlos o rondarlos, siempre jugando con el factor campo y la posible situación clasificatoria del rival a la hora de medirse a ellos.
Cinco partidos para saber de una vez por todas qué se puede esperar de este equipo, qué perspectivas de futuro se pueden tener y saber de qué pasta está hecho este grupo de jugadores. Un momento de unión, en el que el club por fin parece darse cuenta de lo necesario que es concentrarse en el objetivo común de la salvación para evitar sustos innecesarios e indeseados por todos. Un mes para sacar fuerzas de donde no queden e impedir que un histórico de nuestro balompié salga por primera vez en la historia del fútbol profesional.
Real Racing, penitentes de José Alberto -por Eduardo Bermúdez-
La llegada de José Alberto al banquillo del Racing ha sentado bien en los aficionados de la capital santanderina. De hecho, el ovetense ha logrado conseguir más puntos que su predecesor en casi la mitad de los partidos. Con Guillermo Fernández Romo, el Racing consiguió 18 puntos en las primeras 20 jornadas, pero a partir de ahí solamente con 12 partidos disputados, el ovetense ha hecho que este equipo sume hasta 20 puntos ya y con 8 partidos de ventaja sobre el madrileño.
Además, los puntos sacados han sido a raíz de una propuesta renovada, basada en pilares ya fundamentados en el vestuario del Racing, aunque con un soplo de aire fresco que ha hecho que jugadores que a priori no parecían de la partida, se conviertan en pilares fundamentales del conjunto santanderino. Aldasoro, Germán, Baturina o Saúl García se han convertido en titulares indiscutibles en un equipo que olía en la jornada 21 a sufridor nato para la permanencia y que se postula ahora como un equipo que la temporada que viene continuará en la categoría de plata del fútbol español.
La situación actual, ha dado un pequeño giro, generando algunas dudas alrededor de El Sardinero. Los últimos resultados y el juego desplegado en ellos han dejado alguna duda de si se puede complicar la salvación en Santander, algo que los aficionados no quieren ni pensar y han respondido viajando más de 2.000 al próximo enfrentamiento que tienen los verdiblancos lejos de su feudo.
La tendencia de las últimas semanas ha provocado que entren estas dudas en la afición, algo que no pasaba desde diciembre. Por aquel entonces, la preocupación era mucho mayor por haber perdido cinco partidos consecutivos. La situación ni mucho menos se parece a la de entonces. El Racing solo ha perdido 1 de los últimos 5 partidos, ha ganado 2 y ha empatado otros 2. Y contra rivales duros como Andorra, Huesca, Málaga y Lugo.
Pero el fútbol que están utilizando los de José Alberto, no se parece a lo que mostró el técnico en su visita a Cartagonova, donde se vio un equipo atrevido, aguerrido y con alma. La intensidad defensiva y el picar al espacio en ataque permitían al Racing ser peligroso y dominar los encuentros, aún sin tener la posesión de la pelota.
En cambio, tras sus visitas al Anxo Carro y recibir al Huesca en casa, el Racing ha mostrado su debilidad cuando le dan el balón. Falta de precisión, de velocidad en la circulación o un fútbol muy rudimentario, son algunos de los problemas que ha mostrado el equipo, que demuestra que tienen un fútbol digno de un entrenador que ha cogido un equipo que no se parece en nada a lo que pretende proponer. Con nueve jornadas aún por disputar se prevé que el Racing sufra frente a los rivales que tiene por delante, pero siempre con la premisa de que este equipo compite y sabe sufrir en los momentos importantes.
Así lo reconoce la afición que en la próxima jornada lejos de El Sardinero van a movilizar más de 2.000 personas a El Plantío, para disputar un partido que parece clave en mantener esa calma tensa para cerrar cuanto antes la permanencia. A partir de ahí, los santanderinos tienen por delante a Albacete, Granada, Eibar, Ibiza y Cartagena en El Sardinero, antojándose todos ellos rivales realmente complicados. Por último y con una victoria en la última jornada el Ibiza puede tener un matchball que le mande a Primera Federación en El Sardinero.
Con respecto a las visitas lejos de Santander, al Racing le queda ir a Burgos, Zaragoza, Miranda de Ebro y Oviedo. Cuatro salidas de alto voltaje y curiosamente las cuatro ‘cerca’ de Santander, lo que significa que como habitualmente la afición verdiblanca cobra todavía más valor en las visitas lejos de Santander del Racing en lo que resta de temporada.
Finalmente en Santander ven la luz al final de un túnel que se ha alargado ya por 10 temporadas. Un túnel que fue de un comienzo turbulento tras la visita de Ali-Syed a Santander o tras los escándalos de Pernía y Harry. Un túnel en el que el único que ha salido fortalecido ha sido El Sardinero y su afición, que cantan y gritan por un equipo que estuvo más cerca de la desaparición que de seguir vivo y que a día de hoy, gracias a jugadores, directivos, trabajadores y por supuesto su afición, se encuentra a pocos pasos de afianzarse una segunda temporada consecutiva en el fútbol profesional desde 2014.
Una permanencia que se ha convertido en necesidad y que en Santander tienen claro: todo pasa por lograr alrededor de 10-12 puntos para que este año por fin, sí, ‘El Rey del Norte’ se quede en La Liga Smartbank.
Ponferradina, un reto al alcance -por José Miguel Capel-
La Ponferradina podría pasar de soñar en grande hace tan sólo un año a hundirse en el infierno en tan sólo unos meses. Así es el fútbol, así es LaLiga SmartBank. En definitiva, aquí no se avisa, la competición te lleva por delante tan pronto como muestras debilidad. Así, un equipo que con Jon Pérez Bolo llegó a soñar con disputar el playoff, ahora intenta remar para escapar del fuego del descenso. De momento, no lo consigue, aunque al menos su nivel competitivo ha venido creciendo de la mano de David Gallego.
Con 34 puntos se presenta el cuadro berciano en este inicio del mes de abril. La salvación queda a cuatro puntos y la marcan tanto Racing de Santander como Real Sporting, con el otro equipo asturiano tan sólo un punto por delante de estos dos islotes. ¿Cómo llega a estas alturas el equipo blanquiazul? Mal, pero mejorando. Tras haber encadenado 9 jornadas sin conocer la victoria, ahora puede ‘presumir’ de enganchar tres partidos sin perder, con lo que eso significa en la zona baja. 5 puntos de 9 que le han permitido mantenerse en la lucha por la permanencia. El golpe de hace tres semanas, cuando tras remontar en Los Cármenes, el conjunto granadino empató en el último suspiro no parece haber minado la moral de un equipo que, ahora sí, parece competitivo y pertinaz.
Cinco encuentros esperan a la Ponfe en este próximo mes, en el que va a disputar uno más lejos de El Toralín que al calor del hogar. Las visitas que habrá de rendir el cuadro de El Bierzo serán de importancia extrema, ya que se enfrenta a dos equipos que pueden estar en su lucha, como Lugo y Real Oviedo y también a un Burgos que viene en caída libre en las últimas semanas y al que puede ser buen momento para meter mano en su feudo. Además, en casa tendrá que afrontar enfrentamientos ante un Leganés que también se está cayendo competitivamente y un Andorra que se puede quedar sin objetivos en breve. El calendario, por tanto, permite que el aficionado de la Ponfe pueda tratar de ver el vaso medio lleno.
Sin embargo, la clave más allá del importante empujón que la afición ofrece al equipo como local, será que el equipo continúe compitiendo como lo viene haciendo en los últimos encuentros. Medianamente sólido atrás -dos partidos consecutivos sin encajar- y aprovechando la disponibilidad en la medular de dos pilares como Nwakali y Agus Medina para crear y destruir en la base de un equipo que busca amenazar tanto por fuera con dos extremos desequilibrantes, con olfato como encontrando pasillos interiores para una pareja de delanteros móvil que puede aprovechar los espacios, pero que también puede atacar al rival con el remate, cualidad que ambos dominan con soltura. ¿Será esto suficiente para alcanzar la salvación? Pese a la irregularidad mostrada a lo largo de la temporada, el conjunto ha mostrado luces entre las sombras que permiten creer, algo que en El Toralín saben muy bien hacer.
Ibiza, el que mejor llega del grupo del milagro -por Eduard París-
Nueve finales por jugarse y un panorama que no dista demasiado de lo que podía esperarse a principio de curso desde la perspectiva más pesimista para los intereses del Ibiza. Con un proyecto, por sorprendente que parezca, algo debilitado respecto al año de debut en la categoría, los isleños tomaron un punto de partida complicado. Pensar en grande era sin duda demasiado osado, por lo que amarrar la salvación debía ser el primer y gran objetivo. Pero ni con esa tesitura el conjunto primero dirigido por Javier Baraja, después fugazmente por Anquela y ahora por Lucas Alcaraz ha sido capaz de escapar de la quema.
Demasiada irregularidad y falta de prestaciones en un equipo que solo ha estado por encima de las últimas cuatro posiciones de la clasificación durante un periodo de siete jornadas allá por los meses de septiembre y octubre. Desde entonces, abonado al farolillo rojo durante muchas semanas y solo el pequeño empujón aportado por Alcaraz le hacen ver algo de luz de aquí a final de temporada.
La llegada de Lucas, uno de los técnicos más experimentados que el Ibiza tenía a tiro en el momento de su contratación, ha supuesto ese cambio de chip para que, por lo menos, el equipo balear tenga argumentos suficientemente sólidos para pelear por la permanencia hasta que las matemáticas digan lo contrario. La diferencia de nivel ha sido notable, pero sigue siendo insuficiente por el gran lastre que supuso el mal inicio de liga y porque el tiempo corre en contra de sus intereses.
Un mercado de invierno muy alocado tampoco aportó la estabilidad suficiente en el momento necesario. Goldar, Castel, Bogusz o Miki Villar, todos ellos capitales durante la campaña anterior pero con un bajón de rendimiento importante en la presente, hicieron las maletas para dar paso a los Kaxe, Marcos Mauro, Fausto Grillo o Julis, entre otros. Lavado de cara a una plantilla en busca de darle la vuelta a un escenario localizado en un punto de no retorno.
Y aun así este Ibiza, cuando todo el mundo le daba por desahuciado y como candidato a ser el primero de los equipos que iba a sellar su billete hacia la Primera Federación de cara al curso que viene, ha logrado hacer borrón y cuenta nueva para demostrarse a sí mismo que todavía está en condiciones para pelear por el milagro. Pese a sumar apenas dos triunfos en las últimas nueve jornadas, en ese mismo periodo solo el Alavés ha conseguido hacer hincar la rodilla al conjunto celeste. De estar contando los días para confirmar el descenso a recortar la distancia hasta los diez puntos.
El calendario que tiene por delante el Ibiza es cuanto menos benévolo para sus intereses. Albacete y Levante son los dos únicos equipos de la zona noble a los que se tendrá que medir. Y en el otro lado de la balanza un sinfín de potenciales duelos directos: Sporting, Oviedo, Racing, Zaragoza, Málaga… Hace un mes el discurso diría que, con algo de suerte, el Ibiza acabaría la temporada de la forma más digna posible. Sin embargo, las variables se han alineado a favor del equipo de Alcaraz y ahora mismo el panorama sigue siendo desfavorable pero por lo menos hay tangibles a las que agarrarse. El margen de error sigue siendo escaso pero eso ya es una mejora porque hace unas semanas ese margen era inexistente. Mientras algunos equipos de la zona media han entrado en barrena y se han complicado la permanencia, el resto de equipos de la zona baja también ha mejorado sus prestaciones cuando ya lo tenían todo en contra, es por ello que el Ibiza va a necesitar, como mínimo, mantener esa línea ascendente y acompañarla del máximo número de victorias posible.
El Ibiza, a día de hoy y teniendo en cuenta que sus rivales no ganarán todo de aquí a final de curso, sigue dependiendo de sí mismo para lograr una histórica salvación en su segundo curso en La Liga SmartBank. Pero es una situación hipotética porque será misión imposible que el cuadro isleño gane los 27 puntos que quedan en juego cuando hasta el momento solo ha sido capaz de sumar 28.
Ahora bien, en Segunda División siempre aparece esa magia en los compases finales de la competición. Da igual cuál sea el contexto y el objetivo, la cuestión es que prácticamente en cada temporada algún equipo logra una hazaña inimaginable meses antes. Habrá que ver si este año el protagonista de la epopeya resulta ser el Ibiza. ¿Difícil? Sin duda. ¿Imposible? Peores cosas han ocurrido en la categoría de plata…
Málaga, agarrarse a la historia -por Fran Sánchez-
El 2023 para el Málaga CF está siendo mejor que el 2022. Pero aun así, insuficiente para lograr el objetivo actual de la plantilla, el cual es completamente distinto al que, a priori, se esperaba al comienzo de la campaña. En agosto, la plantilla hacia ilusionar a la afición con un posible ascenso, o al menos pelearlo. Desde hace varios meses, la meta del equipo no es otra que la de salvar la categoría, algo que por el momento se antoja complicado. El conjunto de Martiricos tiene 30 puntos en su casillero y se encuentran entre la espada y la pared. A falta de nueve jornadas para terminar el campeonato liguero, el Málaga se sitúa a ocho puntos de la salvación y con el goal average perdido con varios de los rivales directos que se encuentran por encima suya.
Con la llegada, anteriormente de Pepe Mel y, recientemente de Sergio Pellicer, los blanquiazules han experimentado una mejora en el juego y en la mentalidad, plantándole cara a los grandes de LaLiga Smartbank. Sin embargo, esto no sirve de nada si no se consigue sumar de tres en tres, y es que los de la Costa del Sol acumulan tan solo 6 victorias en 33 partidos.
Sin embargo, estas últimas buenas actuaciones del Málaga CF han culminado, por el momento, con una victoria en La Rosaleda ante un Leganés en tierra de nadie. Los goles de Rubén Castro y Pablo Chavarría dan un pequeño vuelco a la dinámica del equipo, que vive una montaña rusa de emociones desde que empezó la temporada. Los de Sergio Pellicer no logran dos triunfos seguidos desde finales de 2021 y por ahí es por donde tiene que recuperar su camino el conjunto de la Costa del Sol antes de que sea demasiado tarde. El equipo ha notado una mejora en la mayoría de los aspectos y así lo dejan saber los técnicos de allá por donde pasan los blanquiazules. No obstante, la falta de acierto de cara a puerta, las expulsiones y los graves errores ‘no forzados’ siguen siendo las mayores lacras de este equipo. La tendencia de la plantilla está con la ‘flechita hacia arriba’, aunque sin llegar a materializarlo en las victorias que deberían, tan solo dos en lo que llevamos de año.
Aunque las matemáticas no lo ponen nada fácil y al Málaga se le ha dado por muerto en varias ocasiones esta temporada, si mantienen clara la idea de juego, la intensidad y pulen ciertos aspectos negativos, el milagro de la salvación todavía es posible. Así lo piensan los más optimistas de la ciudad, aquellos que consideran que el logro de la permanencia pasa por aferrarse a todos los puntos que se jueguen en La Rosaleda (12 posibles) y no ceder tantos fuera de casa. En vísperas de entrar ya en el mes de abril, los blanquiazules llevan tan solo ocho puntos como visitantes, los peores de la categoría. Números, que dejan mucho que desear si se pretende conseguir el objetivo de sobrevivir y con cinco partidos lejos de la Costa del Sol aun por delante. Por lo que le toca a la afición, han dejado claro que ellos tampoco se van a dar por vencidos, ni van a bajar los brazos mientras la posibilidad exista. De tal manera, que en los tres últimos encuentros La Rosaleda ha acogido a más de 20.000 malaguistas.
De cara a afrontar el intento de la épica, resulta casi obligatorio mirar el calendario que se avecina, al menos de reojo. En el próximo mes de abril, el Málaga tendrá dos encuentros en casa y tres como visitante. Uno de los que se jugarán en La Rosaleda será frente a un equipo de la parte de arriba de la clasificación, como es el Cartagena del ex malaguista Iván Calero y para terminar, contra el Huesca, que ahora mismo se encuentra en tierra de nadie. Fuera de la Costa del Sol, se verán las caras con dos rivales que se encuentran también en esta situación: Andorra y Villarreal ‘B’. Además, los de Pellicer viajarán hasta Lugo para medirse a una entidad con el mismo objetivo de la permanencia, que cada vez se ve más lejano.
Lugo, salvarse sería una resurrección -por Meco López-
Ningún equipo desea estar en la situación del CD Lugo, equipo prácticamente sentenciado. Es, por el momento, el peor equipo de la categoría con 25 puntos en 33 partidos. Otros clubes estuvieron recientemente en la misma situación que los gallegos e incluso peor, pero parece que estos, en un acto de fe, no se dan por muertos. En cambio, todo parece indicar que en la ciudad gallega no va a llegar el Domingo de Resurrección, con un equipo que se ha visto este último fin de semana en Cartagonova con una forma de jugar muy poco intensa. Una forma de jugar impropia de un equipo que está con el agua por el cuello y que tiene por delante la misión de remontar una diferencia de más de 10 puntos respecto al primer clasificado fuera de los puestos rojos. En otras palabras, los albivermellos tendrían que doblar su puntaje hasta ahora para conseguir el objetivo mínimo al que puede aspirar un equipo en la categoría de plata, marcado ya al comienzo de la temporada, y continúa siendo así después de 11 años en Segunda División.
Dejando todo esto a un lado, centrémonos en la tendencia en la que está inmersa este Club Deportivo Lugo. El dato más estremecedor que invade al equipo rojiblanco es que aún no ha ganado ni un solo partido en lo que va de año, siendo así el único integrante de la competición que no lo ha hecho. También es el grupo que menos goles metió en este 2023, con únicamente 3 goles, de los que nada más que uno les sirvió para puntuar a los lucenses. Un número muy diferente es el de los goles recibidos, con 18 tantos en contra. Todo esto no dejan de ser simples datos, pero en cuanto a sensaciones, la cosa no mejora. Unos jugadores que, con la llegada del nuevo técnico, Íñigo Vélez, parecían volver a competir de una mejor forma, aunque el pasado partido ha sido calificado por una gran parte de la comunidad albivermella como uno de los encuentros en los que menos o peor se ha competido, cosa que molestó a los aficionados al conocer el contexto en el que se encuentra tanto el equipo como la afición.
Ahora, en Segunda División quedan 27 puntos en juego. Si tenemos en cuenta que los gallegos se encuentran en este momento con 25 puntos y que la salvación suele estar habitualmente sobre los 50 puntos, deberían dar un giro de 360 grados para poder conseguir la salvación doblando su puntaje. Doblar su puntuación a estas alturas implica necesariamente ganar 8 partidos y empatar otro. Eso les valdría para llegar a los 50 puntos que, a priori, valdrían para salvarse, aunque depende del rendimiento de los equipos de abajo, (normalmente para lograr la permanencia no hace falta llegar a la media centena de puntos). Si miramos el calendario que tiene por delante el club albivermello, puede parecer incluso esperanzador.
Los próximos dos partidos los disputarán en su feudo, el Anxo Carro. El primero, un duelo totalmente trascendental por la lucha de la permanencia, contra la SD Ponferradina. El segundo, contra el Tenerife, que puede llegar al partido con prácticamente la salvación hecha. Después tendrá que viajar a Asturias para jugar contra el Oviedo, equipo probablemente ya en tierra de nadie. Y en la siguiente jornada jugará contra el Málaga, en otro partido importantísimo para los equipos de la zona baja de la tabla. En la jornada 38 volverá el equipo a Asturias para jugar contra el Real Sporting, un equipo que a esas alturas podría estar ya salvado. Después se encontrará en casa con el Andorra y Huesca, que probablemente lleguen sin nada en juego. Eso sí, después de disputar el que es a priori el encuentro con más dificultad que les queda, contra el Granada en Los Cármenes, escenario donde los nazaríes aún no han perdido en lo que va de temporada. La última jornada, será contra el Burgos CF, jornada que quién sabe, puede ser decisiva para ambos equipos.
Por lo que vemos las posibilidades de salvarse para el Lugo pasan por ganar prácticamente todo. Darle la vuelta a la tortilla y pasar de no ganar ningún partido a ganarlos todos, una situación que parece casi imposible. Es cierto que el equipo albivermello es conocido por sus salvaciones agónicas, pero nunca se vio tan contra las cuerdas. De todas formas, pronto saldremos de dudas, ya que si no comienzan a sumar de tres se podría dar el descenso de forma matemática en unas pocas jornadas.
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