Comienza una nueva etapa en la isla. Tras el descenso a Segunda, la UD Las Palmas no ha tardado en activar su maquinaria de reconstrucción. Y el primer nombre en aterrizar en este nuevo proyecto tiene aroma a casa, a barrio, a regate en calle estrecha. El club ha anunciado el fichaje de Adam Arvelo, joven talento canario que llega con hambre y futuro.
A sus 20 años recién cumplidos, Arvelo se desvincula del Sporting de Lisboa y firma por dos temporadas, con opción de ampliar su vinculación por dos años más. Una apuesta estratégica y emocional: la vuelta a casa de un jugador criado en la esencia del fútbol isleño. Explosivo, creativo, con duende en las botas. Un perfil que conecta de inmediato con el ADN del club.
Un fichaje con identidad canaria
Adam Arvelo es más que una promesa. Representa la continuidad de una tradición futbolística basada en el toque, la magia y la inteligencia en espacios reducidos. Puede actuar en varias posiciones de ataque, lo que le convierte en un comodín ideal para el nuevo entrenador. Pero lo más importante: tiene hambre. Llega con la intención de hacerse un nombre en el fútbol profesional y dejar huella en Las Palmas.
Su paso por la cantera del Sporting de Lisboa le ha dado rigor táctico y experiencia internacional. Pero ahora, el joven atacante quiere brillar en casa. El Estadio de Gran Canaria será su escaparate. Y su oportunidad de demostrar que tiene todo para marcar diferencias en LaLiga Hypermotion.
Un paso firme en la reconstrucción de Las Palmas
Este primer fichaje envía un mensaje claro: Las Palmas quiere reconstruirse desde lo esencial. Volver a apostar por la cantera, por el talento canario, por jugadores que sientan las islas. Adam Arvelo encaja perfectamente en ese plan. No es una estrella hecha, pero sí una joya en formación. Y rodeado de confianza, puede explotar.
Con este movimiento, el club inicia su planificación deportiva para el curso 25-26, un año que será clave para volver a ilusionar a la afición. El fichaje de Arvelo es solo el primer paso, pero también un gesto simbólico. El talento de las islas, una vez más, al servicio de un equipo que quiere volver a mirar hacia arriba.
