El fútbol, a veces, escribe guiones con aroma a redención. Y uno de esos lleva nombre y apellido: Miguel Romera. El mediocentro almeriense, formado en la cantera de la UD Almería hasta edad cadete, vuelve a casa tras una larga etapa en La Fábrica del Real Madrid.
A sus 23 años, regresa al club que lo vio nacer para integrarse en el filial rojiblanco, que luchará por el ascenso a Primera Federación. Un paso atrás, tal vez. Pero sólo para tomar impulso. Porque Romera no ha renunciado a su sueño: llegar al fútbol profesional.
Un talento que vuelve al origen
Miguel Romera salió del Almería cuando apenas levantaba medio metro del césped. En categoría cadete fue reclutado por el Real Madrid, donde se formó durante ocho años. La última temporada, militó en el Real Madrid C, en la Segunda Federación, donde acumuló 32 partidos, marcó 1 gol y repartió 2 asistencias.

Aunque no logró dar el salto definitivo hacia el Castilla, su rendimiento fue sólido. Un pivote moderno, con buen pie, visión de juego y despliegue físico. El Almería, que busca reconstruir su identidad desde las bases, no ha dudado en repescar a uno de los suyos.
Un nuevo desafío en el filial del Almería
Romera se unirá al Almería B con el objetivo claro de liderar el proyecto hacia el ascenso. El filial rojiblanco busca dejar atrás el anonimato que sufre en Segunda Federación y recuperar su lugar entre los mejores equipos de cantera del sur.
Para Romera será más que una pretemporada. Será una oportunidad para reivindicarse, para decirle al club que su sitio está más cerca del primer equipo que del fútbol regional. Y en el horizonte, siempre, la esperanza de una llamada. Porque en una categoría como Segunda, los valientes siempre encuentran su sitio.