AL Deportivo le cuesta sacar buenos resultados en casa y eso es una losa grande para el equipo. Pero también para la afición.
Una asignatura pendiente para el Deportivo en casa
Jugar en Riazor normalmente para el Deportivo era un espaldarazo. Su gran fortín. Hasta esta temporada, que está siendo la tumba donde se entierran todas las posibilidades de soñar con algo grande en su regreso al fútbol profesional. Si solo cogemos los números como locales, el conjunto blanquiazul ocuparía el 19º lugar en una hipotética clasificación. Con 16 goles a favor y 17 en contra, logrando 4 victorias, 6 empates y 5 derrotas. En sus resultados, especialmente dolorosos fueron el 0-4 frente al Mirandés y el 1-2 frente al Levante. Uno por lo abultado y el otro por el momento.
Por otro lado, la afición deportivista sigue animando a pesar de que los resultados ante ellos no son los mejores. Motivos puede haber muchos. Pero quizás nos tenemos que fijar en el comportamiento de los rivales. Llegan a Riazor y se cierran más de lo que lo hacen cuando actúan como locales.
Y a un equipo como el Deportivo al que le cuesta crear en el centro del campo, lo trae por la calle de la amargura. Sin embargo, este escueto razonamiento nos lleva a la explicación de por qué está en el top 5 como visitante. Ahí es donde aparecen los espacios. Y ahí los Yeremay, Mella y Soriano crean más peligro. Y se mueven como peces en el agua.
