El fútbol tiene la capacidad de cambiar el pulso de una ciudad. Y en Ceuta se respira ilusión. Al menos, eso es lo que se percibe en la lejanía. El Alfonso Murube se ha convertido en un escenario donde cada gol de Marcos Fernández hace vibrar a la grada como un latido compartido.
El delantero, cedido por el RCD Espanyol, ha caído de pie en el equipo caballa. Y su impacto está siendo inmediato. Cuatro partidos disputados, todos ellos como titular. Y tres goles que han significado puntos vitales en este arranque de temporada.
Eficacia de oro para un debutante
El dato es demoledor. Son tres tantos en apenas 360 minutos de juego. Algo que supone un promedio de un gol cada 120 minutos. Más allá de la cifra, lo que asombra es la importancia de sus dianas. Las dos últimas jornadas han sido su confirmación. Y el último gol, frente al Real Zaragoza, fue algo más que un golpeo certero.
Fue la llave que abrió la victoria por la mínima (1-0) y desató la locura en las gradas del Murube. Ese tanto no solo dio tres puntos. Sino que reforzó la sensación de que Ceuta tiene en Marcos a un delantero capaz de cambiar el destino de un partido en un suspiro.
El regalo de la cesión y el desafío de mantener el nivel
La operación de cesión con el Espanyol empieza a verse como uno de los movimientos más inteligentes del verano para el club norteafricano. Fernández, que llegó con el cartel de promesa perica, está encontrando en Ceuta el espacio y la confianza para demostrar su talento.

Su movilidad, su instinto para atacar los espacios y su voracidad en el área lo convierten en una amenaza constante para las defensas rivales. Una operación que, sin duda, apunta a ser realmente beneficiosa para todas las partes.
Un horizonte ilusionante
La temporada es larga, pero lo que está ofreciendo Marcos Fernández invita a soñar. Si mantiene esta eficacia, Ceuta no solo puede consolidarse en la categoría, sino incluso aspirar a algo más que la permanencia.
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Cada vez que el balón pasa por sus botas, el Murube contiene la respiración, esperando ese instante en el que el tiempo se detiene y la red se agita. Marcos está convirtiendo goles en emociones, y en Ceuta ya saben que hay oro en sus botas.






