Regresaba en verano mostrando una ilusión desmesurada. Y confianza en las posibilidades de su UD Almería para regresar por la vía rápida a Primera. Convencido de que la plantilla tenía calidad suficiente para alcanzar el objetivo. Preparado para trabajar en recuperar el vestuario, tanto en juego como en mentalidad y convencimiento. En cohesionar el grupo y remar de la mano para posicionarse rápidamente arriba. Pero esto es Segunda División y no entiende de estatus, de sueldos ni de presuposiciones. Rubi se ha dado de bruces contra una realidad preocupante.
Rubi y el origen de los males de la UD Almería
Si algo nos han dejado claro las primeras siete jornadas del campeonato es que el Almería es uno de los equipos más frágiles defensivamente. De hecho, ya es el equipo más goleado de los 22 que integran la categoría. Rubi venía insistiendo en jornadas precedentes en la falta de acierto ofensivo como origen principal de los males del equipo. Pero no. En absoluto. Tan sólo tres equipos en LaLiga Hypermotion han anotado más goles que el rojiblanco. Arriba hay calidad y, con más o menos acierto, los goles terminan llegando. Rubi ya lo reconoce, tras la derrota ante el Levante por 4-2. «Llegamos con cierta facilidad al último tercio, pero si eso supone que cada vez tengamos que recibir contraataque del rival, no es el camino».
No, no es una situación ni un problema originado exclusivamente por los integrantes de la línea defensiva. El problema es mucho más profundo. Los atacantes deben implicarse en fase defensiva. El centro del campo ha de ofrecer estabilidad y equilibrio. Se han de ocupar los espacios con criterio. No puede existir desidia. En definitiva, la unión y el compromiso son el punto de partida del éxito de cualquier equipo y lo explicaba a posteriori el propio Julián Calero, técnico del Levante. En el Almería, incluso, se puede adivinar la desunión con los gestos entre los jugadores en el campo. «He visto alguna. No me ha gustado nada, para nada. Hay que ser persona cuando las cosas no van bien. No calentarse buscando culpables en el de al lado cuando los responsables somos todos».
Máxima responsabilidad y medidas para cambiar la tendencia
En ese sentido, sin paños calientes, Rubi es claro y asume su responsabilidad. «El entrenador el primero, asumo que no estoy consiguiendo que el equipo arranque como nos hubiera gustado». El caso es que ya la pasada semana dejó caer que el ambiente en el vestuario no era el mejor, aunque estuviese atisbando alguna mejoría. Con este partido, parece que se da un paso atrás. Alarmante. «Son cosas que quedarán dentro del vestuario y que se van a hablar». Porque ya en la previa, Rubi había indicado que creía que el vestuario había entendido que juntos eran más fuertes y que ese es el camino para conseguir objetivos. Finalmente, parece que aún queda mucho trabajo que hacer.
Finalmente, y en una comparecencia poco extensa, reconocía el técnico que toca reflexionar. «Vamos a hacer el máximo análisis. Y por supuesto si hay que pensar más de una cosa de las que pensábamos, las cambiaremos». Ahora sí, había reconocido que había muy poco que sacar en positivo del encuentro y que este había sido un claro paso atrás. Las sensaciones del Almería son realmente alarmantes, aunque este campeonato es realmente largo y hay tiempo para poder cambiar la dinámica, las sensaciones y el juego. Para ello, muchas cosas que corregir. Y un enorme ejercicio de reflexión y recapacitación que afrontar, cuanto antes.