Detrás de cada historia de éxito hay un largo camino de fracasos. Pero fracasos que no pudieron más que la perseverancia y el empeño puestos por el protagonista de cada historia. Protagonistas, como Sergio Rico, que son observados con admiración por todos los demás, que sienten que miran directamente a los ojos de un ser divino. Sin pensar ni por un instante que esas personas también son seres de carne y hueso como todos los demás.
Incluso ahora que se encuentran sobre el pedestal. Personas que, como cualquiera de nosotros, también tuvieron un inicio complicado y un camino posiblemente de la misma dificultad. Aunque la brillantez de su éxito final parezca deslucir a todo lo demás. Haciéndolo invisible, como si esos pasos previos nunca hubieran existido.
La vida, a esos pocos privilegiados, les colocó las mismas trabas. Solo que nunca dejaron de pelear. Esa es la única diferencia. También les amedrentó y les humilló. Les hizo sentirse inútiles e impotentes. Les empujó hasta prácticamente dejarles con tan solo un par de dedos agarrando el borde del abismo. Desafiando a la fuerza de la gravedad, forzándoles a sucumbir ante el poder inmenso de la rendición. Pero es en ese momento cuando esos valientes, que no dioses, consiguieron sacar una fuerza sobrenatural de un lugar desconocido para contraatacar, ganar terreno y prácticamente la partida. Aunque éstas nunca dejan de llegar.
Vuelta a la casilla de salida
Es el caso de Sergio Rico, al que la vida le contraatacó en el momento más inesperado. Le pilló desprevenido, directamente por la espalda para lanzarle con fuerza. Directamente hasta un alambre sobre el que caminó varios días debatiéndose entre la vida y la muerte. Mantener el equilibrio y alcanzar la salvación o caer al vacío. Una situación que encogió el corazón de todos, uniéndoles por un mismo deseo.
Familiares y amigos. Futboleros y desconocidos. Los que recordaban verle defendiendo la portería sobre un terreno de juego. Y los que ni siquiera sentían el más mínimo interés por el fútbol. Pero igualmente rezaron con las mismas fuerzas para que todo saliera adelante. Porque, aunque no le conocían, entendían que detrás del jugador siempre está la persona. Nos dimos cuenta en ese preciso instante de que ese futbolista, ese modelo de vida exitosa, no es tan intocable como habíamos pensado hasta entonces.
Y ahí estaba él, ante la batalla más importante de su vida. Diferente a todas las demás, pero una más. La lucha por acceder a la cantera del Sevilla FC. Por mantenerse en el primer equipo. Por la titularidad, ser convocado con la Selección Española, recuperar la estabilidad perdida entre tantas cesiones consecutivas… Cada logro conseguido reinicia el proceso e implica el comienzo de una nueva historia de lucha. Es como volver a la casilla de salida. El día que salió del hospital Virgen del Rocío acompañado por su mujer entre una presencia multitudinaria de cámaras, Sergio Rico volvió a empezar.
Un gesto de solidaridad
Ahora, una vez superada esa batalla, el guardameta se prepara para un nuevo reto: volver a sentirse futbolista. Por ello, para recuperar la dinámica de entrenamientos, el Cádiz CF ha anunciado que le abrirá sus puertas de par en par a Sergio Rico para que el portero sevillano pueda acompañarle en su día a día. La aparición sorpresa de Rico generará un sentimiento de inmensa felicidad entre todos, por ver como poco a poco vuelve a la normalidad. Aunque es entre los aficionados cadistas donde esta esperada presencia ha despertado un cosquilleo añadido de curiosidad, por ver si puede ser el paso previo a su incorporación a la plantilla.
Todo apunta a que se trata simplemente de un apoyo brindado por parte del club hacia el jugador. Además, la opción resultaría un tanto extraña, teniendo en cuenta que el Cádiz ya tiene la portería bien cubierta para la temporada que viene con dos nombres de mucho nivel como son David Gil y José Antonio Caro. Nadie duda, aun así, de que no importa desde la perspectiva en la que se mire esta situación, la conclusión siempre será positiva para el Cádiz CF.
Porque si se mantiene en la plantilla, Rico elevará un peldaño más el nivel de competitividad de la que, indiscutiblemente, sería la mejor portería de toda la competición. Pero si la lógica se termina imponiendo y se marcha en busca de otro destino una vez haya concluido su puesta a punto, la grandeza del equipo habrá quedado demostrada a través de un gesto de solidaridad. La mayor recompensa será la de volver a verle feliz entre los palos, de donde nunca debió salir. Para el Cádiz, para Sergio Rico y para todos.