En el Real Valladolid, la actualidad tiene acento balcánico. Juric se ha convertido en el epicentro de las conversaciones blanquivioletas. No solo por su papel sobre el césped. Sino por las decisiones que lo rodean.
El Comité de Competición ha dejado sin efecto la tarjeta amarilla que recibió ante el Albacete. Una noticia que alivia al Real Valladolid. Sin embargo, la sonrisa se tuerce con la otra cara de la moneda. El mediocentro croata es seria duda debido a una infección en una herida de su pierna derecha.
Un respiro administrativo para el mediocentro del Valladolid
El fallo del Comité no es menor. Juric evita sumar una amonestación al ciclo, algo que para un pivote es importante. El mediocentro es pieza esencial en el engranaje de Almada, aportando oficio, equilibrio y una capacidad de recuperación que sostiene al equipo en los tramos más complejos.
Diferir cuanto más mejor su sanción supone un respiro estratégico. Si bien es cierto que la llegada de Lachuer alivia un poco al técnico y ofrece una variante más para poder ejecutar la rotación en la medular. El Comité entendió que no existía la infracción por la que se le amonestaba y eso fue clave para la resolución positiva para el futbolista.
La herida que inquieta
Pero el fútbol no entiende de treguas. Juric pese a librarse del castigo disciplinario, está en duda para el próximo compromiso por culpa de una infección en su pierna derecha. El club ha optado por tratarlo “entre algodones”, consciente de lo delicado de la situación. Su ausencia alteraría la estructura del Pucela, obligando a buscar soluciones en una zona donde el equilibrio es fundamental.

En números, la importancia de Juric queda clara: promedia más de 9 recuperaciones por partido, lidera al equipo en duelos defensivos ganados y es uno de los futbolistas más utilizados desde el inicio de la temporada. No es solo un jugador; es el punto de apoyo sobre el que se balancea todo el sistema.
El dilema pucelano
El Real Valladolid se encuentra así ante un dilema de doble filo. La justicia le ha dado una noticia positiva, pero la medicina podría dejar sin efecto la alegría recibida. En este sentido, el tiempo se vuelve enemigo.
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El futuro inmediato dependerá de la evolución de esa herida. Mientras tanto, Zorrilla suspira, consciente de que el camino hacia el ascenso se recorre mejor con Juric sobre el césped. Porque en el corazón de este Valladolid hay un jugador cuya ausencia no se mide en estadísticas, sino en la sensación de vacío que deja cuando no está.