Hay amistosos que dicen poco y otros que lo dicen todo. El CD Castellón cerró su pretemporada ante la SD Huesca con un empate a uno que, más allá del resultado, dejó una certeza para la dirección deportiva. Que Álex Calatrava y Awer Mabil no solo son piezas clave del presente, sino también del futuro. El primero asistió con precisión quirúrgica y el segundo marcó con la determinación del que quiere dejar huella. Ambos enviaron un mensaje nítido. Quieren quedarse, quieren crecer… y quieren hacerlo de albinegro.
El club, consciente del riesgo de perder a dos de sus activos más codiciados, ya trabaja en sus renovaciones. En el caso de Calatrava, se trata de blindar a un centrocampista de enorme proyección, con contrato hasta 2028 pero con varios equipos de Primera atentos a su evolución. En el de Mabil, la situación es más sensible: su contrato termina en 2026 y su rendimiento ha despertado el interés de ligas extranjeras.
Calatrava, el metrónomo que mueve al Castellón
El joven mediocentro volvió a ser el faro del equipo. Dueño del tempo, preciso en la distribución y agresivo sin balón, firmó una asistencia que vale más que un simple pase. Una lectura adelantada, una pausa en el momento exacto y un envío quirúrgico que rompió líneas y dejó solo a Mabil. A sus 25 años, Calatrava parece haber entendido que la Segunda División se gana desde la cabeza, no solo desde los pies.
Mabil, velocidad, gol y personalidad

El internacional australiano, fichado el pasado curso tras su etapa en el Sparta de Praga, ha encontrado en Castellón el hábitat ideal para recuperar confianza. Ante el Huesca volvió a demostrar que es un puñal por banda. Pero también que ha añadido precisión a su vértigo. Su definición fue tan fría como eficaz. En Segunda, el gol cotiza al alza. Y Mabil tiene acciones que multiplican su valor en el mercado.
El Castellón acelera: talento propio y continuidad
En un verano donde muchos miran fuera, el CD Castellón quiere cerrar dentro. Asegurar la continuidad de dos futbolistas que representan el modelo que desea su propiedad. Juventud, compromiso y capacidad para decidir partidos. Lo de ayer no fue solo una asistencia y un gol. Fue una señal. Una llamada al club para actuar con agilidad. Porque si algo enseña el fútbol moderno, es que lo valioso no espera. Y Calatrava y Mabil ya han demostrado que valen más de lo que cuestan.