En el mercado de fichajes, a veces el balón está en los pies del jugador, incluso fuera del campo. Es el caso de Edgar González, futbolista que perteneció al Real Betis y que pertenece a la UD Almería. El futbolista ha sido protagonista tanto en el descenso como en el no ascenso, recientes hitos negativos del club. Ahora, con la temporada 2025/26 a la vuelta de la esquina, el Hajduk Split croata ha contactado con el club almeriense para tantear su incorporación. Así lo ha informado el periodista Fabrizio Romano. Pero todo depende de una decisión: la de Edgar.
El centrocampista catalán, reconvertido en central con solvencia, disputó 42 partidos en LaLiga Hypermotion con la camiseta del Almería, siendo uno de los nombres más regulares dentro del mal rendimiento colectivo. Su polivalencia, buena salida de balón y solidez táctica le han valido el interés del histórico club de Split. Un equipo que busca reforzar su columna vertebral con futbolistas con experiencia en ligas competitivas.
Una cesión con opción de compra del Almería… y una incógnita por resolver
El acuerdo entre Betis y Almería dejó una situación compleja en lo económico al Almería respecto al jugador. Por eso, esta pretemporada está al margen. El club sabe que debe darle salida. Desde Croacia, el Hajduk se ha movido con rapidez y ha trasladado su interés de forma formal. Pero la negociación está en un punto clave. Será el propio jugador quien decida si probar suerte en una liga diferente con aspiraciones europeas.
Desde el entorno del futbolista no se ha filtrado aún una postura definitiva. A sus 28 años, Edgar se enfrenta a una encrucijada. La de decidir si está dispuesto a salir de una zona de confort para conocer mundo. Una experiencia en el fútbol europeo puede ser ideal para continuar su carrera.
Entre el presente inmediato y la ambición de crecer
El Almería sigue pendiente. Y el Hajduk insiste. Pero el peso del siguiente paso lo lleva Edgar. Y en un fútbol cada vez más voraz, tomar la decisión correcta en verano puede cambiar el guion de una carrera. Lo que está en juego no es solo un destino. Es el lugar donde volver a sentirse imprescindible.
