El CD Leganés vive días de tensión tras una temporada complicada. El descenso ha devuelto la realidad a Butarque. Pero también ha encendido los focos sobre los protagonistas. Entre ellos, Juan Cruz se ha convertido en el nombre más repetido en los despachos del fútbol español. Su desequilibrio, su atrevimiento y su capacidad para romper partidos lo han puesto en el escaparate.
Hace unas semanas, ya se vinculó su nombre al Rayo Vallecano. Ahora, según nuevas informaciones, el Espanyol también se suma a la puja por hacerse con los servicios del talentoso extremo. Dos clubes con ambición, historia y presupuesto que amenazan con llevarse a uno de los jugadores más desequilibrantes.
Juan Cruz, el anhelo de muchos… y la joya pepinera
El caso de Juan Cruz no es uno más. Es, quizá, la pieza más desequilibrante del equipo que ha sido dirigido por Borja Jiménez. A sus 25 años, ha sido capaz de consolidarse como uno de los atacantes más peligrosos de LaLiga, con un rendimiento que ha sido objeto de comentarios positivos.
Con contrato en vigor, su salida no sería sencilla… Pero tampoco imposible. En un mercado donde las cláusulas se activan y los proyectos se reformulan con rapidez, el Leganés debe prepararse para defender lo suyo. O, al menos, para sacar el mayor rédito posible si finalmente se ve obligado a dejarlo partir.
La presión del mercado y el dilema del proyecto del Leganés
La irrupción del Espanyol en la carrera por Juan Cruz cambia el escenario. El conjunto perico tiene músculo económico. Y, lograda la permanencia, querrá construir un plantel competitivo. Su interés es serio. Y eso obliga al Leganés a tomar decisiones clave. O blindar al jugador, o abrir la puerta a una negociación beneficiosa.
Mientras tanto, la afición observa con atención. Juan Cruz ha sido uno de los ídolos de la campaña. Su descaro, su verticalidad y su conexión con la grada no se compran fácilmente. Perderlo sería más que perder un futbolista; sería despedirse de una parte del alma que ha llevado la ilusión a Butarque.
