El Sporting ha recibido un duro golpe en plena planificación de la próxima temporada. El que ha sido su capitán y emblema en los últimos años, Nacho Méndez, ha decidido no continuar en el club de su vida. Según informa La Voz de Asturias, el centrocampista ya ha comunicado oficialmente su negativa a renovar. Y con ello, se cierra una etapa que deja un sabor amargo en El Molinón.
El club rojiblanco le había ofrecido un contrato de tres temporadas más una opcional, en un gesto claro de confianza y deseo de continuidad. Pero la propuesta no ha sido suficiente para retener a un jugador que, desde hace tiempo, despertaba interés más allá del Principado. La decisión está tomada. Y duele. Porque no se marcha solo un futbolista: se marcha una parte del alma sportinguista.
Malasia llama… y otros también
Uno de los factores clave ha sido, según el mismo medio, una oferta del Johor FC de Malasia que triplica el salario propuesto por el Sporting. Una propuesta económicamente irrechazable que podría llevar a Nacho a vivir su primera aventura fuera de España. Aunque no está solo en esa carrera: también habría equipos de Primera y Segunda División española tras sus pasos.
Con esta salida, el Sporting pierde no solo a un mediocentro titular, sino a un referente en el vestuario. Un jugador criado en Mareo, identificado con los colores, que había sabido asumir el peso del brazalete con humildad y determinación. Y aunque su marcha se comprende desde la lógica profesional, no deja de ser una herida emocional para el sportinguismo.
El centro del campo, en construcción
Esta baja inesperada obliga al club a replantear su planificación en el centro del campo. La llegada de Álex Corredera, que está muy avanzada, no será suficiente. Se necesita al menos un refuerzo más para cubrir el vacío que deja Nacho, tanto en lo futbolístico como en lo emocional.
La dirección deportiva deberá actuar con rapidez y precisión. Porque el objetivo del ascenso no espera. Y porque, ahora más que nunca, el Sporting necesita reforzar su estructura sin perder identidad. La despedida de su capitán abre una nueva etapa. Una que exige decisiones valientes, pero también memoria.
