El Real Zaragoza se asoma a un verano cargado de decisiones que marcarán su futuro inmediato. Entre ellas, una de las más sensibles se cuece en silencio. La posible salida de dos de sus centrales más emblemáticos. Jair Amador y Lluís López, veteranos del vestuario y voces respetadas en el campo, terminan contrato… Y por ahora, no hay señales de renovación.
El tiempo pasa y el silencio es atronador. Desde el club no se han producido movimientos públicos que apunten a su continuidad. Txema Indias, nuevo director deportivo, tiene en sus manos una elección compleja. Renovar experiencia o apostar por una nueva línea defensiva. Lo cierto es que, hoy por hoy, el adiós de ambos parece más cercano que nunca.
Dos centrales con peso específico
Tanto Jair como Lluís López han sido algo más que futbolistas para el Zaragoza. Han representado la estabilidad en tiempos de tormenta. Y han ofrecido oficio cuando el fútbol se tornaba áspero. Sin embargo, el fútbol avanza sin mirar atrás. Y el club maño parece dispuesto a abrir una nueva etapa en su defensa.
A sus 35 años, Jair ha sido durante varias temporadas un baluarte en la zaga. Mientras que Lluís, con 28, ha alternado titularidades con presencia de grupo. Ambos, desde su rol, han aportado liderazgo, experiencia y compromiso. Y perderlos de golpe podría dejar un hueco más emocional que táctico.
El Zaragoza se juega más que dos renovaciones
La dirección deportiva tiene la oportunidad —y también la responsabilidad— de construir un nuevo eje defensivo que conserve el espíritu competitivo sin renunciar al futuro. Pero despedir a dos hombres que han significado tanto también supone romper parte del alma del vestuario.
El Zaragoza, en su afán por volver a ser grande, no puede permitirse errores estratégicos. Cada pieza que se mueve es un símbolo. Cada salida deja una historia atrás. Si Jair y Lluís no renuevan, no será solo una reconfiguración defensiva. Será el fin de una era silenciosa, tejida entre duelos, despejes y abrazos en el túnel.
