Muchos aseguraban antes de su llegada: «con esto se acabará la polémica». O aquello de que «es fácil, se revisa el vídeo y se corrigen los errores». Sí, se hablaba del VAR. Esa innovadora herramienta para poder revisar las jugadas polémicas, de forma que se pueda impartir justicia ante los errores humanos de los colegiados. Iniciada ya la séptima temporada con el uso de la herramienta en nuestro país, si algo podemos hacer es negar la mayor. No, la polémica no acabó con el VAR. Y para muestra, varios botones.
El VAR, buena herramienta, deficiente aplicación
El caso es que, evidentemente, la ayuda del vídeo para poder corregir en el caso de que una jugada sea mal arbitrada, es un regalo. Aunque, claro, su aplicación, interpretación y ejecución continúa dependiendo de la intervención humana. Y ahí, quizá, siga residiendo el mayor de los problemas. Uno de los ejemplos más trasparentes lo pudimos observar en el FC Cartagena – Racing de Ferrol del pasado fin de semana. Álvaro Giménez, delantero del Racing de Ferrol, anotaba el gol de la victoria en el descuento.
Posible fuera de juego pero, ante la intervención del VAR, el gol es validado. Más tarde, al ofrecer la justificación de la decisión adoptada, todo salta por los aires. Y es que todo hace indicar que el «frame» que se usa para mostrar el momento en el que el balón sale del futbolista que lo toca antes de llegar al goleador es incorrecto. En ese contexto, surgen las dudas. Asalta, incluso, la indignación.
Las tarjetas rojas y la imagen estática, malas compañeras
Y es que, también, podemos comprobar que no siempre se utiliza la herramienta de la forma adecuada. Especialmente, a la hora de determinar qué es y qué no es merecedor de tarjeta roja. De esta casuística también tenemos ejemplos muy esclarecedores en la Jornada 9. Uno de ellos, en Granada. Allí, Theo Zidane era expulsado con roja directa en una acción en la que intenta disparar de volea y se encuentra con el defensor. Otro, en Oviedo. Rachad disputa un balón con Colombatto en el que ambos van fuerte, con la mala suerte de que golpea en una zona elevada de su pierna al centrocampista carbayón.
Con una imagen estática que muestra exactamente el momento del contacto, muchas tarjetas amarillas se transformarán en roja. También en función de la interpretación que se haga de la misma, dependiendo del colegiado al que corresponda evaluar. Lo recomendable, se puede pensar, sería tomar dicha imagen, de acuerdo. Pero también el contexto de la jugada, el vídeo, ralentizado, pero también a velocidad real. Y, claro, dilucidar teniendo un cierto conocimiento del juego.
Que el balón esté en disputa debería ser atenuante, como siempre lo fue. Pero ahora no. Ahora, y perdonen la reflexión, nos empeñamos en transformar el fútbol en algo que no es fútbol.