El Molinón fue testigo de uno de esos finales que se graban en la memoria. El Burgos CF, con la fe intacta hasta el último segundo, logró un triunfo épico ante el Sporting de Gijón. Fue gracias a un gol en el descuento que desató la euforia en la expedición blanquinegra. El héroe de la noche fue Mejía, pero la jugada lleva la firma inconfundible de los dos burgaleses del equipo. Mario González y David González, que trenzaron la acción con precisión quirúrgica.
Los González, alma de un Burgos ambicioso
No es casualidad que dos jugadores de la casa hayan sido protagonistas en un escenario tan imponente como El Molinón. Mario y David representan la esencia de este Burgos: compromiso, talento y determinación. La jugada nació de un robo en campo propio, continuó con una conducción vertical de Mario y terminó con un pase filtrado de David que dejó a Mejía frente al portero. El delantero no falló y puso el 2-3 en el marcador, desatando el delirio en la grada visitante.

Las estadísticas acompañan la sensación de que el Burgos ha dado un paso adelante en esta temporada. Con esta victoria, el equipo de Luis Miguel Ramis suma ya su primer triunfo a domicilio. Se consolida así en la zona media-alta de la tabla de LaLiga Hypermotion.
Un triunfo que puede cambiar la dinámica
Más allá de los tres puntos, este gol puede ser un punto de inflexión para el Burgos. Ganar en un estadio histórico como El Molinón en el último suspiro fortalece la moral de un vestuario que aspira a mirar hacia arriba y soñar con algo más que la permanencia. Ramis lo sabe. Y por eso en rueda de prensa subrayó la importancia de la fe de su equipo.
El Burgos se marcha de Gijón con algo más que una victoria. Se lleva confianza, identidad y la certeza de que, cuando sus canteranos se asocian, el equipo tiene un plus competitivo que puede marcar la diferencia en el camino hacia los objetivos de la temporada.






