Hay partidos que, todos lo sabemos, no terminan cuando pita el árbitro. Hay derrotas que no se quedan en el césped, no. Sino que atraviesan despachos y confirman certezas. La sufrida por el CD Mirandés ante la Cultural Leonesa en la Jornada 12 fue una de ellas.
El CD Mirandés ha tomado una decisión de esas que inevitablemente suponen un antes y un después. Fran Justo ha sido destituido como entrenador rojillo en este primer domingo de noviembre. Un movimiento que convierte al club jabato en el quinto equipo de LaLiga Hypermotion 25-26 en cambiar de técnico.
El fútbol vive del resultado inmediato, es una evidencia. Pero también de sensaciones. Y las que transmitía este Mirandés de Justo hacía semanas que evidenciaban que la brújula parecía desorientada.
Un comienzo cuesta arriba que no encontró giro
El aterrizaje de Fran Justo al frente del Mirandés generó ilusión por su propuesta reconocible y valiente. A priori, estaría basada en juego combinativo, presión alta y personalidad para morder en campo rival. Pero la Segunda División es una selva competitiva que devora la convicción cuando los marcadores no acompañan.
Los datos recientes, lejos de despejar dudas, las acentuaron. Las plataformas de análisis confirman las sospechas. El Mirandés venía encadenando encuentros con dificultades para generar ocasiones claras y sostener la intensidad más allá de tramos puntuales. El equipo acumulaba un escaso porcentaje de victorias. Y una media de goles encajados insuficiente para competir con regularidad en la zona media de la tabla. 20 goles en tan sólo 12 partidos, una sangría insostenible.
El fútbol, cuando se tuerce, parece no tener remedio. Los errores cuestan partidos, la confianza mengua. La grada murmura y la paciencia se erosiona. Todos los caminos conducían a una única decisión.
El detonante: una derrota que dolió demasiado
Perder en casa de la Cultural Leonesa pudo ser un tropiezo dentro del guion imprevisible de la categoría. Pero el cómo importó tanto como el qué. El Mirandés fue reconocible a fogonazos, sin continuidad, sin esa fibra competitiva que otras temporadas había convertido al equipo en trinchera.

Había señales. La fragilidad defensiva en momentos clave, la incapacidad para sostener ventajas o reponerse a golpes anímicos. Y una peligrosa deriva en la tabla que sume al equipo en la zona roja. El club, interpretando que el margen de reacción se estrechaba, ha optado por buscar un revulsivo. Uno que parte de la salida del entrenador. Falta definir el sustituto.
Un banquillo caliente en una liga imprevisible
Con esta decisión, el Mirandés se suma a una lista creciente de relevos en los banquillos en apenas un tercio de campeonato. LaLiga Hypermotion vive en estado permanente de tensión. Nadie quiere quedarse atrás. Y los proyectos se miden casi semana a semana.
El relevo en el banquillo responde tanto a la urgencia deportiva como a la necesidad de revitalizar el ánimo de un equipo joven, extremadamente. Acostumbrado a reinventarse año tras año con cesiones y perfiles emergentes. Encontrar un líder capaz de activar talento, armar un bloque sólido y conectar de nuevo con la afición será clave para reconstruir.
Mirar hacia adelante: lo que necesita el Mirandés
El próximo técnico se encontrará un vestuario con margen de crecimiento, juventud y cualidades para competir mejor de lo mostrado. Será imprescindible recuperar confianza, ajustar la estructura defensiva y potenciar a los jugadores llamados a marcar diferencias en campo rival.
El Mirandés sabe de resiliencia. Ha sobrevivido a años de reconstrucción continua. Ha visto pasar entrenadores que dejaron huella y otros que no encontraron tiempo para escribirla. Este cambio abre otra página. Una por la que ya pasaron antes, a la que a veces sobrevivieron y otras… Se reinventaron. Está por ver en qué género se termina moviendo esta temporada.






