El Real Oviedo afronta semanas decisivas no solo en el terreno deportivo, sino también en los despachos. Y es que el futuro inmediato de dos pesos pesados del vestuario azul está en el aire. Dani Calvo y Santi Cazorla, capitanes, referentes para la grada y pilares del equipo, finalizan contrato este verano. Y su renovación debería ser una prioridad para la dirección deportiva.
Dani Calvo ha sido una garantía en el eje de la zaga desde su llegada, aportando experiencia, liderazgo y regularidad. Por su parte, el regreso de Cazorla ha sido mucho más que simbólico. El ovetense ha sumado calidad, carisma y una conexión única con el oviedismo. Ambos son piezas que trascienden lo futbolístico. Y que representan la identidad de este Oviedo que sueña con el ascenso.
Un escenario que exige al Oviedo decisiones rápidas
A diferencia de otros jugadores que también finalizan contrato, como Braat, Ahijado, Portillo o Sebas Moyano, en estos dos casos el club parece tener mucho más en juego. Por trayectoria, por jerarquía y por el vínculo que mantienen con el entorno y el proyecto, la continuidad de Calvo y Cazorla debe resolverse pronto. No solo por planificación. También por la tranquilidad que generaría en el grupo y en la afición.
El Oviedo, en plena pelea por asaltar el ascenso directo, no puede permitirse distracciones. Pero tampoco puede dejar pasar el tiempo en temas clave. Retener a sus líderes será vital para consolidar el proyecto. Y dar continuidad a un vestuario que ha demostrado estar más unido que nunca. Calvo y Cazorla no son solo jugadores importantes. Son símbolos de lo que el Oviedo aspira a ser.
