El Eldense se juega mucho más que la categoría en esta recta final de temporada. El futuro del club pasa por evitar un descenso que tendría consecuencias estructurales inmediatas. Y es que, en caso de perder la plaza en Segunda División, la plantilla quedaría prácticamente desmantelada. Solo tres jugadores —Simo, Sixtus y Quintana— tienen contrato garantizado en caso de descenso. Y ello obliga a pensar en una posible reconstrucción total.
La situación contractual es reflejo de la delicada planificación a la que se enfrenta la entidad. La mayoría de los futbolistas firmaron acuerdos vinculados exclusivamente a la permanencia en el fútbol profesional. Un descenso no solo supondría un revés deportivo y económico. También dejaría al club con una base mínima sobre la que levantar un nuevo proyecto competitivo en Primera RFEF.
Un escenario límite que exige al Eldense reacción
Con este panorama, la importancia de lograr la salvación cobra aún más valor. No se trata solo de mantenerse entre los mejores. Sino de evitar un reset completo que implicaría, entre otras cosas, empezar de cero con una plantilla nueva. Ajustar el presupuesto drásticamente y redefinir la política deportiva. La continuidad de Simo, Sixtus y Quintana puede servir de ancla. Pero es insuficiente para sostener un bloque competitivo a corto plazo, siendo además de los menos utilizados.
El club de Elda tiene ante sí el reto de cambiar su destino en las últimas jornadas. La salvación no solo garantizaría la continuidad en el fútbol profesional. Además, garantizaría la estabilidad mínima para seguir construyendo a medio plazo. En caso contrario, al Eldense le espera un verano de reconstrucción total. Con muchas más incógnitas que certezas en su futuro inmediato.
