El mercado no se detiene y en Gijón ya se respira el aroma de una nueva incorporación. El Sporting tiene encarrilado el fichaje del central francés Lucas Perrín. Un defensor que combina fuerza, jerarquía y buena salida de balón. Según ha adelantado El Comercio, el zaguero ya se encuentra en tierras asturianas. Algo que deja entrever que el anuncio oficial es cuestión de horas.
A sus 26 años, Perrín aterriza en LaLiga Hypermotion tras una temporada cedido en el Círculo de Brujas, aunque sus derechos pertenecían al Hamburgo. Ahora, firmará en propiedad con el club rojiblanco por dos temporadas, en un movimiento que pretende consolidar la zaga sportinguista con una figura de garantías.
Un perfil rocoso, ideal para Segunda
El periodista especializado en fútbol francés, Andrés Onrubia, ha perfilado bien sus virtudes: no es un central veloz, pero su lectura defensiva, su contundencia al cruce y su fiabilidad en el cuerpo a cuerpo lo convierten en un muro difícil de superar. Además, posee un pase largo de calidad, lo que encaja en la idea de juego de Asier Garitano si busca alternar la construcción pausada con el juego directo.
La Segunda División exige carácter, oficio y temple, y Perrín parece reunir esas condiciones. Su experiencia en ligas exigentes como la Bundesliga o la Jupiter Pro League belga le permite afrontar con madurez este nuevo desafío, ahora como pieza clave del proyecto sportinguista.
Un fichaje que anticipa ambición
El Sporting mueve ficha con determinación. Tras la decepcionante temporada que se cierra, el club quiere armar un bloque más firme, más sólido, más competitivo. Y la llegada de Perrín es un claro reflejo de esa ambición. Fichar a un central de este perfil no es solo sumar defensa, es sumar jerarquía.
En un mercado donde muchos miran con timidez, el Sporting decide atacar con precisión. Gijón espera, su afición también. Y Lucas Perrín ya escucha de cerca el rugido de El Molinón.
Sporting construye futuro desde atrás
Todo apunta a que Perrín será una de las piezas que articulen la defensa asturiana en el curso 25-26. Un nombre que quizá no estaba en todas las quinielas, pero que puede acabar siendo uno de los pilares del sueño sportinguista. En silencio, con paso firme, el Sporting teje un equipo que vuelve a ilusionar.
