En el fútbol, hay días en los que el héroe no es quien se espera. Lo es quien trabaja desde la sombra y aparece cuando la luz más deslumbra. El Burgos CF vive un momento de plenitud bajo el mando de Luis Miguel Ramis, sostenido por una idea reconocible. Por una solidez inquebrantable y por un grupo que se ha acostumbrado a competir con madurez. Pero en el partido ante el CD Leganés, fue uno de los futbolistas más silenciosos de LaLiga Hypermotion quien decidió saltar al primer plano: Miguel Ángel Atienza.
El mediocentro madrileño marcó el gol de la victoria en Butarque. Transformando un saque de esquina en una celebración que supo a reivindicación, a golpe en la mesa. Fue apenas su segundo gol como profesional, pero tuvo el peso de la importancia suprema en un contexto de partido que pedía jerarquía.
Atienza, el cimiento invisible del mejor Burgos del año
Su aparición goleadora no debe distraer del verdadero valor de Atienza. Es el punto de equilibrio de un Burgos que hoy mira hacia arriba sin complejos. En la estructura de Ramis, su figura es imprescindible para sostener el plan, proteger al equipo y darle continuidad al juego.
Desde su posición, ordena, tapa espacios, corrige, roba y entrega con criterio. No se ve en los highlights, ni centra portadas. Tampoco llena clips de TikTok. Pero sin Atienza, este Burgos no sería el mismo. Los datos lo respaldan. Según plataformas de rendimiento como Sofascore, Atienza promedia esta temporada:
- 4 recuperaciones por partido
- Un 81% de acierto en el pase, con especial eficiencia en la salida limpia
- Más de 6 duelos ganados por encuentro, muchos de ellos defensivos
Son estadísticas que hablan de eficacia. Son números que explican por qué Ramis le entrega las llaves del centro del campo sin dudar.
El encaje perfecto en el sistema de Ramis
El Burgos de Ramis se ha construido desde una idea. Y esa idea es la de competir desde la solidez, crecer desde el orden y castigar cuando el partido lo permite. Atienza es el eje de ese mecanismo. El futbolista que equilibra la balanza entre ataque y defensa. El que interpreta los ritmos y permite que el equipo respire cuando la presión aprieta.

Su papel libera a los interiores para saltar a zonas más agresivas, protege las espaldas de los laterales cuando se incorporan y da sentido a la circulación de balón. Es, en definitiva, el mediocentro que todo entrenador quiere y pocos tienen.
Un gol que cambia narrativas
El tanto ante el Leganés no es solo una anécdota estadística. Es un mensaje. Atienza no necesita marcar goles para ser importante, pero cuando lo hace, altera el discurrir de los acontecimientos. De repente, quien siempre equilibró, esta vez desequilibró. Y lo hizo para que el Burgos siga alimentando un momento dulce. Reforzando su condición de equipo con aspiraciones reales.
Los burgaleses suman así un triunfo que consolida su crecimiento. Y que les permite asentarse en la zona privilegiada de la tabla, mostrando una madurez competitiva reconocida incluso desde fuera del club.
El valor de los héroes silenciosos
El fútbol está lleno de focos. De nombres que venden camisetas y titulares. Pero siempre habrá lugar y respeto para quienes sostienen los proyectos desde la discreción. Atienza es justo uno de esos. De los que guardan la brújula, de los que corrigen lo ajeno y mejoran lo propio.
Quizá nunca sea trending topic, ni portada de videojuego, ni un nombre que repitan los niños en el recreo. Pero si el Burgos sigue creciendo, si este proyecto vuelve a ilusionar a El Plantío y si esta temporada termina con algo grande que contar… Habrá que recordar que todo empezó con un equilibrio llamado Atienza.






