El fútbol, a veces, es una cuestión de tiempo. De encontrar el lugar adecuado en el momento exacto. Y Víctor Mollejo, a sus 24 años, lo necesita más que nunca. El Burgos CF ha hecho oficial su incorporación en propiedad desde el Atlético de Madrid, firmando hasta 2028. En un movimiento que supone un punto de inflexión en una carrera que prometía mucho… Y que todavía puede recuperar el pulso perdido.
Formado en la cantera colchonera, Mollejo fue uno de los talentos más brillantes de su generación. Vertical, eléctrico, descarado. Un extremo con alma de delantero que debutó con apenas 18 años en el Atlético. Y que encadenó cesiones en Deportivo, Getafe, Mallorca, Tenerife y Zaragoza, con luces y sombras. Pero sobre todo con una constante: lesiones que le impidieron encontrar continuidad.
Un fichaje para el Burgos con presente y con cuentas pendientes
El Burgos apuesta por él con decisión, ofreciéndole tres temporadas de estabilidad y un entorno que ha demostrado saber cuidar y potenciar a perfiles jóvenes o por reivindicar. La dirección deportiva burgalesa ve en Mollejo una pieza versátil. Capaz de actuar en ambas bandas o incluso en punta, con experiencia en la categoría —más de 140 partidos en LaLiga Hypermotion— y margen para redescubrir al jugador que fue.

En su última etapa en el Real Zaragoza, pudo disputar 31 encuentros ligueros. Antes, con el Tenerife de Ramis, también dejó destellos de calidad y trabajo, siendo un activo importante en el curso 2022/23.
¿Última parada o nuevo comienzo?
Este paso a Burgos no es uno más. Es, quizá, la última gran oportunidad para Mollejo de demostrar que está hecho para el fútbol profesional. Para dejar atrás el cartel de promesa incumplida y asumir su madurez deportiva. Si las lesiones le respetan, su talento sigue intacto. Y el Burgos podría encontrar en él un desequilibrio valioso en los metros finales. Algo que el equipo necesita para dar un salto competitivo.
Porque a veces, los jugadores resurgen donde menos se espera. Y en El Plantío, puede empezar una historia de redención que aún está por escribir.