El Leganés ya conoce el desenlace de uno de los culebrones de este inicio de verano. De hecho, no lo ha llegado ni a ser. Marko Dmitrovic, su portero titular, no continuará en el equipo pepinero. Así lo hizo oficial el club el pasado jueves, comunicando que el guardameta serbio no renovará su contrato, que finaliza el 30 de junio. La noticia deja un vacío importante en la portería de un equipo que volverá a competir en LaLiga Hypermotion.
Pero la historia no terminó ahí. Apenas unos minutos después del anuncio de su marcha, el RCD Espanyol confirmaba lo que era un secreto a voces. Dmitrovic se convierte en nuevo jugador perico, firmando un contrato por tres temporadas. El fichaje llega justo después de que el club catalán viera salir a Joan García rumbo al FC Barcelona, que abonó su cláusula de rescisión.
Un movimiento que sacude el mercado
El Leganés pierde a uno de sus jugadores más determinantes. Dmitrovic fue una pieza clave en el regreso del conjunto madrileño a la máxima categoría, destacando por su experiencia, reflejos y templanza en momentos clave. Su salida, aunque esperada en las últimas semanas, se confirma ahora de forma oficial. Y abre un nuevo frente para la dirección deportiva.
Desde su llegada, el portero serbio encajó perfectamente en el estilo de juego pepinero, ganándose el respeto de compañeros y aficionados. Ahora, con destino a Cornellà-El Prat, buscará convertirse en el nuevo referente bajo palos de un Espanyol que reconstruye su plantilla tras la dolorosa marcha de su joven promesa.
El Leganés busca soluciones bajo palos
Para el Leganés, comienza ahora la cuenta atrás para encontrar un sustituto de garantías. La portería no es un puesto menor. Y tras perder a un perfil como Dmitrovic, la elección será crucial para mantener el equilibrio defensivo de un equipo que ha hecho del orden una de sus señas de identidad.
La salida del serbio no solo marca el cierre de una etapa. También el inicio de una nueva búsqueda. El club ya trabaja con varias opciones encima de la mesa. Y con la intención de cubrir pronto un hueco que no será fácil de llenar. Porque cuando se va un guardián de verdad, el eco bajo palos tarda en apagarse.
